Sistiaga
Cuatro ha emitido un reportaje de Jon Sistiaga sobre la guerra de Irak. Más precisamente: sobre la vida cotidiana de los soldados americanos en Irak. Se titula Sargento, ¿a qué estamos disparando?. El trabajo es excelente, y no hay que rebajar ni un grado la calificación. Sistiaga se mete en una unidad de caballería y vive con ellos, habla con ellos, penetra en su mundo y así nos transmite de manera vivísima y directa lo que está pasando. Contar esta tragedia no debe de ser nada fácil. Ya no sólo porque el reportero vivió allí, con anterioridad, circunstancias muy dolorosas, sino porque el propio episodio, la guerra de Irak, se ha convertido en algo bastante inaprensible.
Actualizado: GuardarEs la típica situación en la que la mirada del periodista ya no puede ofrecer una visión de conjunto, porque el conjunto es inabarcable, sino que tiene que limitarse a retratar el paisaje a trozos. A partir de aquí, todo consiste en que el retrato de cada trozo sea lo más fiel posible a la realidad, y el de Sistiaga es fidelísimo. Lo es, sin duda, en esos aspectos del reporterismo que siempre impresionan al público -el blindado que vuela por los aires, el tiroteo en vivo y en directo, la sensación de continuo peligro-, pero también en otros elementos que suele ser más difícil comunicar, como los psicológicos, que el reportero resuelve con recursos tan afortunados como mostrarnos en qué gastan su ocio los soldados o qué música escuchan.
El reportaje, emitido en una franja tan difícil como el prime time del lunes, tuvo una cuota de pantalla muy baja: un 6,4%. Pero en este tipo de contenidos hay que ser implacable con los índices de audiencia: aquí no cuentan, porque los criterios de rentabilidad de la información no pueden ser los mismos que los del entretenimiento. Hay que hacer una última consideración sobre el gran reporterismo, un género que nuestra pantalla tiende a sepultar; en realidad ya sólo quedan, ocasionalmente, algunas cosas de TVE y estas otras que hace Sistiaga para Cuatro. Habría que conservarlas con el mismo celo que se pone en proteger una especie valiosa: sin estos grandes reportajes, la tele quedaría mutilada.