VÍCTIMAS. Miembros de los equipos de emergencia extraen un cadáver de entre los restos del edificio del Tribunal Constitucional. / EFE
MUNDO

Al Qaeda retoma su ofensiva internacional con un macroatentado contra la ONU en Argelia

Ataques al Acnur y a instituciones oficiales del país magrebí dejan al menos 22 muertos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Martes 11 de diciembre de 2007. Otro día 11 elegido por los terroristas de Al Qaeda para recobrar su ofensiva internacional. Esta vez fue Argel la que se convirtió en una carnicería. Dos coches cargados con 800 kilos de explosivos cada uno estallaron con muy poco tiempo de diferencia sobre las 9.30 horas junto a dos objetivos perfectamente elegidos: uno estatal y otro internacional. Primero frente a las sedes de los tribunales Supremo y Constitucional e instantes después en las oficinas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y de la propia ONU, situadas en aceras opuestas de la misma calle.

El ministro del Interior, Yazid Zerhouni, no confirmó el empleo de conductores kamikazes pero no esperó para señalar como responsables a los integristas. «Estamos seguros de que el GSPC está detrás», dijo en referencia al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, que adoptó hace un año el nombre de Al Qaeda del Magreb Islámico, que poco después reivindicó la autoría.

Víctimas

Las imágenes de la televisión argelina mostraban un panorama desolador. Las cifras de muertos bailaban al alza según avanzaba la jornada. Coches destrozados, charcos de sangre y edificios derrumbados, que, según miembros de los equipos de rescate, guardan bajo sus cascotes los cuerpos de los desaparecidos.

El balance de víctimas mortales al cierre de esta edición se elevaba, según distintas fuentes que citaban a los equipos de emergencia, a más de sesenta personas, aunque el Gobierno argelino hablaba sólo de veintidós. Entre los fallecidos hay seis trabajadores de la ONU.

La bandera de este organismo se mantenía a duras penas unida a su mástil entre escombros en una imagen que recuerda a la vivida en la sede de este organismo en Bagdad cuando un camión bomba la destruyó en agosto de 2003. «No tengo dudas de que Naciones Unidas era el objetivo», señaló desde Londres Antonio Guterres, responsable del Acnur.

El barrio de Hydra, donde además de las sedes del Acnur y la ONU están también asentadas potentes empresas internacionales y algunas embajadas, es de las zonas más vigiladas de Argel, precisamente para tratar de evitar estos ataques. Lo mismo ocurre con los tribunales Supremo y Constitucional, en el barrio de Ben Aknoun, donde entre las víctimas hubo algunos escolares que pasaban en autobús por allí en el momento del atentado.

Misma ciudad, mismo día del mes y misma forma de atacar que los atentados del 11 de abril. En esa fecha Al Qaeda del Magreb atacó con un coche bomba el palacio del Gobierno y con dos más una comisaría. El resultado, otra treintena de muertos. También la franquicia de Bin Laden reivindicó el atentado con un camión frigorífico bomba contra un cuartel de Lajdaria el 11 de julio, que causó una decena de muertos.

Más sangrientos

La de ayer parece ser una prueba más de que los terroristas seguirán plantando cara al presidente, Abdelaziz Buteflika, especialmente desde que en los últimos meses de 2006 puso en marcha una nueva escalada de terror con atentados urbanos, más espectaculares y sangrientos. Esta parece ser la respuesta de los más radicales, que se oponen a entregar las armas como propone la Carta por la Paz y la Reconciliación Nacional impulsada por el jefe del Estado y aprobada en 2005.

Estas dos bombas «no cambian el discurso, ni los objetivos estatales y de los que consideran colaboracionistas -con Occidente-», opinaba una fuente de seguridad española que conoce de cerca la realidad cotidiana de la violencia en Argelia. «Está visto que cada tres meses buscan pegar un cebollazo».

Argel es ya una ciudad blindada de por sí desde que el país fue sacudido por una sangrienta guerra civil en los noventa con más de 150.000 muertos. Los últimos ataques han obligado, sin embargo, a redoblar el esfuerzo de las autoridades, embajadas, empresas u organismos internacionales.