Gazprom al poder, por Enrique Vázquez
Bingo! Los numerosos observadores que indicaron que Dimitry Medvedev sería el sucesor de Putin acertaron: ayer el jefe del Estado y líder de Rusia Unida hizo saber que apoyaba total y completamente la propuesta del partido y de otras tres formaciones satélites de designar al primer viceprimer ministro como su candidato para la elección de marzo.
Actualizado:Habrá que votar, es cierto, pero dadas las circunstancias todo se resolverá a favor del elegido por el gran elector, Vladimir Putin, cuya autoridad excede con mucho su función y domina como pocas veces se da a un vasto partido. Medeved tiene dos características básicas: es el presidente brillante del gigante de los hidrocarburos, Gazprom, punta de lanza de la política rusa mucho más allá de su condición de proveedor de gas y petróleo y es no sólo un incondicional de Putin, sino un sincero devoto y amigo, de modo que es ideal para dejar paso de nuevo, y cuando haga falta si hay emergencias, al esperado regreso al Kremlin del presidente en funciones.
Sólo tiene 42 años, pero Putin sólo tiene 55 y está en una forma física tal vez mejor que la del tapado ahora conocido, de modo que el diseño cuidadosamente puesto en marcha con la fuerte posibilidad de que el presidente retome el poder a su tiempo se cumple con exactitud de relojería. Por lo demás, está claro que Putin no va a ser un oscuro ciudadano y el congreso de Rusia Unida el próximo lunes, que confirmará por unanimidad la opción en marcha, le pedirá que siga siendo, sin saber muy bien cómo, el líder nacional. Ha sido curioso el mecanismo de la decisión, que, pareciendo modesto, Putin invirtió: él no propuso, sino que aceptó lo que proponían otros, tal vez bien aleccionados sobre cual era la elección correcta. Este comentario, como todos, sería casi idéntico si el designado hubiera sido el otro candidato de peso, Serguei Ivanov. Todo estaba, y estará, bajo control.
Tan bajo control que se excluyen las turbulencias: las acciones de Gazprom subieron, como toda la Bolsa. El dinero opta por la continuidad y el orden, aunque sea el orden de Putin.