Un almacén con historia
Al principio de la calle Nueva, desde la parroquia de Santiago, se encuentra una puerta pequeña sin letrero. Corresponde al almacén de Juana La Cantarera, regentado hoy por sus descendientes. Dicen que apenas ha cambiado nada en cincuenta años de vida: «He visto mucho flamenco, mucho gitano y mucho baile en esta calle. Ya no hay tanto», explica Manuel Carrasco, desde su almacén, donde han comprado todos los «buenos flamencos». Entre éstos, los de la compañía de Manolo Caracol.
Actualizado:El establecimiento está situado en una de las calles de la ciudad con un encanto especial en cada una de sus piedras. Está en pleno centro y a tan sólo dos minutos del bullicio y el humo de los coches. Cuna de las sagas flamencas y donde corretearon de niños Manuel Soto Sordera, Fernando Terremoto y Rafael de Paula, entre otros.