Premio a la valentía
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía entregó ayer su máximo galardón a Khadija Ryadi por su su lucha en Marruecos
Actualizado: GuardarKhadija Ryadi no habla español. Sin embargo, su fuerza al enunciar el primer artículo la Declaración Universal de los Derechos Humanos («Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros») traspasó su escaso dominio del idioma para llegar directamente al corazón de las personas que acudieron al patio de la Facultad de Filosofía y Letras, para escuchar la lectura de un texto fundamental para la convivencia mundial.
Así, la lectura de la Declaración Universal se realizó hasta en cinco idiomas: árabe, japonés, italiano, inglés y español, y contó con participación de varios responsables de asociaciones humanitarias como Rafael Lara, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH), o autoridades de la Universidad de Cádiz como el rector Diego Sales.
El acto, organizado por APDH y Amnistía Internacional, sirvió para conmemorar el Día Internacional de los Derechos Humanos y para que la marroquí Khadija Ryadi pudiera recoger el Premio Derechos Humanos 2007 concedido por la lucha a favor de la libertad y la igualdad «en condiciones de difíciles y de riesgo» de la Asociación Marroquí que trabaja para mejorar la vida de los ciudadanos del país vecino.
La propia Ryadi se encargó de explicar las muchas diferencias que existen entre respaldar el respecto por los derechos fundamentales en Marruecos y el hacer la misma labor en España. «Nuestro trabajo allí es público porque el Estado no puede reprimir demasiado para no ver su imagen deteriorada pero, ahora mismo, hay ocho personas encarceladas por motivos políticos. Una de ellas es precisamente el fundador de mi asociación, que tiene 62 años y ha sido preso por los últimos tres reyes que ha tenido el país», asegura Ryadi.
Para invertir esta situación es necesario el apoyo de los países del primer mundo, como es el caso de España. «Recibimos mucha ayuda de las organizaciones no gubernamentales españolas, tanto colaboración como apoyo económico, pero más gente debe saber que Marruecos parece democrático, pero no es una democracia real. Todo el poder lo tiene el rey y cuando éste decide algo no se le puede criticar, ni siquiera la prensa. Nos gustaría ser un estado como España, donde la ley está por encima de todo el mundo», indica la luchadora Ryadi.
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