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MILENIO

Compromiso histórico

Tras el acuerdo de fusión, aún no registrado oficialmente en la historia autonómica verde y blanca, entre el PA y el PSA que ha generado, por decirlo neutralmente, el nacimiento de una criatura política llamada Coalición Andalucista (CA), su líder Julián Álvarez se ha venido arriba y ha ofrecido a IU y PP, si los «resultados de las elecciones del 9 de Marzo lo permitieran», constituir un «gobierno de concentración» en Andalucía a partir de la formación de la nueva Cámara andaluza.

JUAN TEBA
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Los que conocimos (en reposiciones) la forma de fumar de Humphrey Bogart en la película Casablanca, teníamos la idea política de que un gobierno de concentración sólo es razonable plantearlo en situación de pura emergencia social y/o política. Y aunque no parece que tal situación sea la que vive hoy Andalucía, porque, además, tampoco se antoja probable lo de «España se rompe», es obvio que Julián Álvarez está en su perfecto derecho democrático y legítimo de plantear tan ambicioso y complejo proyecto para gobernar esta tierra de peculiaridades tan entrañables. Aunque todos hemos sido jóvenes y más o menos radicales y, desde luego, un «gobierno de concentración» tiene su morbo. Lo pedía la izquierda clandestina en los estertores del franquismo y antes de que se estrenara en el país El último tango en París. En realidad, ya hubo en los noventa un amago de aproximación a ese gabinete de concentración en Andalucía cuando los tiempos de la pinza, que fue, viéndolo desde la perspectiva actual, como una aproximación del «compromiso histórico» italiano en versión andaluza: comunistas del PCA y populares del PP de Fraga ahogando al Gobierno socialista de la Junta. Pero estas cosas las recuerdas hoy y te tachan de chalado y exótico.

Por cierto, desde entonces, Chaves luce en el pecho invisiblemente la gran cruz del sufrimiento andaluz debido a la Pinza. O sea, está advertido y no se va a derrumbar a las primeras de cambio. ¿Y cómo se sentarían juntos Alcaraz y Sanz, Sánchez Gordillo y Teofila Martínez o Zarrías y Arenas? «El escepticismo es vida», le oí decir a Heráclito.