VUELTA DE HOJA

El safari del voto

Se necesitan embusteros. Los partidos políticos nunca han sido deficitarios de ellos, pero ahora urge reclutar más porque las elecciones están tan encima que amenazan con aplastar a quienes se han venido ejercitando en mentir programática y consuetudinariamente. Hay quien dice que, a pesar de ser un país extremista, es en la franja del centro, que viene a ser como la de Gaza, donde se entabla el combate. En ella hay ober-booquing. No se puede dar un paso sin pisar a un centrista y esos pisotones duelen mucho, ya que quienes los dan andan con pies de plomo.

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El PSOE ofrece suprimir el impuesto del Patrimonio y el PP eliminar a los mileuristas. Es como si hubieran decidido poner las urnas al revés, con la rendija boca abajo. ¿Quién será más centrista de los dos? Siempre ha habido gente que ha tenido que renunciar a sus ideas si deseaba pertenecer a su partido y otras que han tenido que renunciar a su partido si querían seguir profesando sus ideas, pero ahora ambos grupos han encontrado un pasadizo común. Lo malo es que no caben todos y mientras se realizan las obras de ampliación baja el precio de la vivienda y sube el precio del oro. Ya no es ladrillo todo lo que reluce y, en cambio, la onza de oro ha alcanzado su máximo histórico desde hace 30 años. O quizá desde que aquellos voluntariosos piratas de Stevenson buscaron con denuedo el tesoro de la isla.

De momento, lo que hace falta son embaucadores convincentes que inclinen la voluntad de voto de los ciudadanos que sospechen que, por cualquier lado que se inclinen, pueden pegarse un batacazo. La gente está muy irritada y no sólo con los partidos políticos, sino con los partidos de fútbol. Al autobús del Madrid le tiraron bolas de acero y un grupo de hinchas del Valencia fueron expulsados de Pamplona por llevar armas. No eran centristas.