Que Chávez no se calle
Cuanto más perora Hugo Chávez en su programa Alló Presidente más venezolanos engrosan las filas de la oposición. Así fue como perdió el referéndum para cambiar la constitución y poder ser candidato sempiterno. Al perder, calificó el voto negativo como «victoria de mierda». Así se comporta el jefe de Estado bolivariano. Perdido este referéndum, anuncia otro para cuando sea. De no callarse una temporada, Chávez va a conseguir que la oposición se articule y que aparezca un líder lo suficientemente sólido para ser alternativa. Lo que de cada vez está más claro es que si Chávez perdiera el poder, su situación debería resolverse en los tribunales, siendo tanta la corrupción y el empeño por descomponer los controles del Estado. Al final, su prepotencia le ha llevado a perder el referéndum que debía consolidar su obra magna: el poder absoluto. Las instituciones venezolanas han resistido el embate a pesar de todo, a pesar de que para inspirar el socialismo revolucionario de Chávez han sido instrumentales algunos constitucionalistas mercenarios españoles procedentes de la izquierda, con algún caso de ultraizquierda que antes pasó por la ultraderecha. Los votantes del «no» fueron un 69 por ciento y el «sí» obtuvo alrededor del 50 por ciento. Incluso antes del voto, sectores chavistas se alejaban de la sombra de su líder. Por el contrario, los chavistas más recalcitrantes proponen no hacer caso a los resultados del referéndum. Habrá que ver en qué medida el «no» tiene reflejo en la Asamblea Nacional que el chavismo hasta ahora controlaba a la perfección. Lo mismo ha ocurrido en populosos barrios de Caracas.
Actualizado:Como en casi todo el Cono Sur, la bancarrota de los partidos tradicionales venezolanos ha sido algo injusta, sobre todo viendo lo que vino después. En los cinco años de mandato que le quedan a Chávez, la oposición tiene la oportunidad de organizarse y priorizar objetivos. Desde luego, Chávez recurrirá a todo para que la «victoria de mierda» del «no» se amilane frente a la brutalidad y el resquebrarse del Estado de Derecho. Para el caso, es mejor que Chávez no calle porque cuanto más hable más sabremos quien y como es. En Argentina, a punto de que el marido ceda el poder a la esposa en la Casa Rosada, está triunfando un concurso titulado «¿Por qué no te callas?».
Pocos amigos le van a quedar a Chávez en su entorno geográfico: Evo Morales, el Ecuador, Fidel y Daniel Ortega en Nicaragua. Por ahora el petróleo todavía tiene mucho peso, pero no le ríen las gracias ni Lula en el Brasil, Bachelet en Chile o Alan García en Perú. Ha querido entrometerse en Colombia como mediador con el terrorista Tiro Fijo y el presidente Uribe ya ha tenido que mandarle al diablo. La impopularidad de Chávez se extiende por las sociedades de Iberoamérica. Es muy reciente una encuesta sobre la confianza que suscita el mandatario venezolano: es España, según el acreditado Pew Center, la desconfianza alcanza un 70 por ciento y la confianza se queda en un 16 por ciento. Es significativo que los índices más elevados de desconfianza sean los de Brasil -74 por ciento-, Perú -70- o Chile, con un 75 por ciento. En Europa, desconfían de Chávez en los países que han sufrido el totalitarismo: Polonia, la República Checa o Eslovaquia. En Asia, es Corea del Sur. En la Argentina de los Kirchner, confianza y desconfianza andan casi igualados: un 40 por ciento se fía y un 43 por ciento recela. No hay datos sobre Irán, aliado de Chávez. Al socialismo del siglo XXI que propugna el presentador de Alló Presidente comienza a faltarle cómplices.