La UE pide más negociación a África para evitar una guerra comercial

Europa y África cerraron ayer una cumbre que todos quisieran que fuera histórica, pero que sólo ha servido para marcar la profundidad de las diferencias en los grandes proyectos de futuro. Se ha acordado un plan de acción y un método de seguimiento sobre objetivos a largo plazo en cuestiones como el cambio climático, la emigración, la paz y el comercio mundial. En realidad, la esperada firma de los nuevos acuerdos de asociación económica (EPA) se encuentra bloqueada porque hay países muy importantes que mantienen sus reticencias hacia la idea del libre comercio, hasta el punto de que hubo presidentes como el senegalés Wade que se fue dando un portazo tras hacer un llamamiento a no escuchar las propuestas de la Comisión.

En cuanto a la dramática situación en Darfur, el único resultado ha sido un comunicado descafeinado en el que el Gobierno de Sudán se compromete con la ONU a seguir con «las discusiones técnicas» para el despliegue de una fuerza de paz, todavía sin fecha.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, trató de salvar la situación ofreciendo más tiempo a todos los países que no han firmado todavía los acuerdos transitorios para seguir negociando después de que el 1 de enero se empiece a aplicar el sistema general de comercio. «El sistema actual no funciona, estamos convencidos de que la oferta de acuerdos de asociación económica es muy buena», dijo Barroso, a lo que Alfa Konare, presidente de la Comisión de la Unión Africana, contestó que esperaba que «los acuerdos que nos ofrecen no nos comprometan para siempre, porque si este partenariado se construye sobre la debilidad de las posiciones unitarias de África, entonces no funcionará».

Acuerdos bilaterales

En cuanto a las ofertas de apertura total para los productos africanos en Europa, «eso hay que ver si podemos asumirlo nosotros». Ni Nigeria ni Sudáfrica apoyan estos acuerdos, que pretenden construir regiones económicamente integradas en el seno de África. Por ahora, trece países han rubricado acuerdos bilaterales y otros cinco podrían hacerlo, pero se trata de un proceso que afecta a un total de 78 (en todo el mundo, aunque principalmente africanos) y el Consejo debe empezar a decidir hoy mismo en Bruselas qué hacer cuando termine la vigencia de los regímenes actuales de comercio.

Tampoco ha sido muy apasionante lo sucedido en cuestión de la defensa de los derechos humanos. Después de la intervención el sábado de Angela Merkel y otros gobernantes europeos diciéndole al dictador de Zimbabue que su actitud perjudicaba la imagen del continente negro, la mayoría de los gobernantes africanos se alinearon con Robert Mugabe diciendo que lo que sucede en aquel país es cosa de los africanos. Para colmo, el propio Mugabe tomó ayer la palabra en el plenario, para responder a las críticas y recordar que tampoco había democracia en el periodo colonial británico, además de atacar «la arrogancia» de los países que le habían criticado.