![](/cadiz/prensa/noticias/200712/10/fotos/045D1CA-DEP-P1_1.jpg)
El Atlético gana la batalla campal contra el Getafe
Cuatro expulsados y 15 amarillas fue el 'botín' de Clos Gómez en el Calderón
Actualizado: GuardarEl Atlético de Madrid se llevó la batalla contra el Getafe. Tarjetas por doquier, cuatro expulsados y una eficacia asombrosa fue el resultado de otro partido cardiaco en el Calderón. Lo que está claro es que el equipo colchonero ha aprendido a ganar. No sólo vence en partidos desatados, que se resuelven con seis o siete goles, sino también en aquellos duelos en los que hay que bajar a la trinchera, remangarse y jugar a la destrucción. Contra el Getafe, los colchoneros tuvieron que exprimir sus oportunidades ante un rival pegajoso, duro, que no le permitió realizar ese fútbol vistoso al que está acostumbrado el Vicente Calderón.
El equipo de Aguirre tuvo suerte en aprovechar el primer tiro a puerta. Simao robó un balón a la defensa azulona, se escoró por la izquierda y le regaló el gol a Forlán. El uruguayo no perdonó y le daba al Atleti una ventaja que al final fue decisiva. Porque el resto del partido fue una batalla campal. El ambiente se calentó poco a poco. Primero se picaron Maniche y Cata Díaz; después el argentino se enfadó con Raúl García y así de forma sucesiva. Cada falta era un amago de tangana.
A la calle
En el contragolpe rojiblanco, Agüero fingió que Abbondianzieri le hacía penalti; se ganó la primera amarilla. Minutos después, quiso rematar con la mano y Clos Gómez le enseñó el camino de los vestuarios. Siguió el carrusel. El siguiente fue Licht. El lateral uruguayo entró de forma absurda por detrás y se ganó la segunda tarjeta. El tercero que no jugará la semana que viene es el Pato, que fue castigado por protestar y por darle con la mano en el costado del campo. Contra se puso de portero. Y el cuarto en este ramillete fue Reyes. El sevillano se ganó la roja directa con todo merecimiento por una entrada brutal a García Granero.
Después de esta locura, y con las fuerzas igualadas, el Geta achuchó al Atlético, que prefirió guardar lo conseguido y seguir una semana más en la Liga de Campeones. Al final, los rojiblancos sufrieron con los balones colgados; tuvieron a Abbiati como ángel salvador, sacando una mano prodigiosa a Kepa; y después siete minutos de descuento de pura agonía.... El Calderón era una locura, una vez más.