Alegría multiplicada
Merche Sainz y José Odies tienen siete hijos y cuentan a LA VOZ cómo prepara la Navidad una familia numerosa
Actualizado: GuardarComo David el gnomo, que era siete veces más fuerte que todos, Merche Sainz Galván y José Odies Sánchez, son siete veces más felices que la mayoría de los mortales. La clave de su felicidad se la dan sus siete hijos. «Estáis locos, me dicen mis amigos», se ríe Merche. Locos, pero animosos, alegres y satisfechos.
En una época y en una sociedad donde los índices de natalidad se arrastran por el fango de la falta de dinero y de tiempo, el matrimonio gaditano que forman Merche, 38 años, y José, 42 años, ha demostrado que dirigir una familia numerosa es posible. «Todo es cuestión de organización», aseguran. Luego, sólo hay que recoger los frutos.
Con la Navidad llega la demostración empírica de que más niños en casa es directamente proporcional a más alegría en la familia, y no, como se pudiera pensar, a un mayor número de problemas. «Con tantos niños es imposible que nos aburramos. Se lo pasan en grande entre ellos. Siempre tienen alguien con quien jugar. Por ejemplo, cuando llega la Nochebuena, todo es divertidísimo. Ellos se encargan de hacer teatrillos, juegos... Vamos, que no paramos de reír en toda la noche. Es todo muy ameno y lo pasamos muy bien. Tenemos que montar una mesa para 25, contando a los abuelos y demás, y ellos se encargan de desmontar varias puertas de la casa para que sirvan de mesa y localizar cada taburete u objeto que sirva de silla», explica Merche.
Pepe, 13 años, Carlos, 12, Merche, 10, Andrés, 9, Víctor, 7, Guillermo, 5, y la pequeña Lidia de sólo tres años son los protagonistas de la alegría multiplicada de sus padres. Claro que para que la extensa prole también sea feliz debe aceptar varias normas básicas de comportamiento, entre las que es fundamental una ausencia total de egoísmo. «Para los Reyes Magos sólo pueden elegir tres regalos, porque, claro, los camellos no podrían cargar con más. Todos hacen sus cartas y las llevamos todas a un buzón o se las damos a un cartero real. A veces se quejan de que hay amigos a los que les traen más regalos, pero ya se han dado cuenta de que a ellos les traen 21 regalos en total y que el truco está compartir», indica la madre.
El tema de las comidas navideñas también presenta complicaciones. Solución: previsión. En la casa de los Odies Sainz todo está duplicado. «Tenemos una casa de dos plantas, y en tres habitaciones duermen los siete. Tenemos una freidora de seis litros, dos lavadoras, que ponemos a la vez, dos congeladores y dos frigoríficos, que ya estamos llenando. De hecho, ya hemos comprado algo de marisco congelado y la carne. Ésta es la única manera de que garantizar de que todo salga bien», dice satisfecha Merche.
La Navidad se acerca y una de las familias más numerosas de la ciudad se prepara para pasar unas buenas fiestas. Ya comienzan a sentir la alegría multiplicada de siete sonrisas incansables conviviendo en la misma casa. Todo muy bonito, aunque todo cansa, hasta la felicidad. «Es genial, pero también agota y la verdad es que cuando se vuelve a la rutina del colegio y los trabajos lo agradecemos», confiesan medio en serio, medio en broma unos padres que han retado al signo de los tiempos y les ha salido bien.
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