¿Tradición o novedad?
No es un debate original ni mucho menos, ya viene coleando de hace mucho. Las tradiciones extranjeras nos inundan desde hace bastante tiempo. Primero fue la noche de los muertos vivientes, ¿quién recuerda en España a niños recorriendo su vecindario embutidos en un disfraz de «susto» pidiendo de puerta en puerta «trato o broma»?
Actualizado:Pero la cosa no queda ahí, también nos vimos abrumados con la celebración de Acción de Gracias y la llegada de un señor mayor por las chimeneas. Aunque no muchos sabrán que ese señor antes no era como lo conocemos hoy día. Su color era el verde, en lugar del rojo cereza que luce con las pieles en blanco. Ese cambio de colorido fue obra del gigantesco imperio «Coca-cola» y por afinidad o por habernos acostumbrado a verlo en multitud de teleseries, novelas y películas de sobremesa hemos acatado esa figura como propia, dejando atrás la silueta de esos tres magos que recorrieron un largo camino en la búsqueda del recién nacido.
Estas palabras vienen porque el otro día pude ver en televisión el mercado que se monta cada año en la Plaza Mayor de Madrid -también aparece en todas las ciudades, pero salió en las noticias la madrileña- la periodista trataba de hacer una criba entre los asistentes para ver quién ganaba la partida si los tres Reyes Magos o Papá Noel...
Había para todos los gustos, incluso un gordinflón muñeco de navidad que se movía al contacto con los sonidos. Pero, sin lugar a dudas el mejor fue la recreación de los reyes.
Los pobres se han modernizado, si años atrás la moda fuera colgar de todas las ventanas los «Papás Noel» pequeños de todas las posturas imaginables este año seguro que las tiendas de chinos hacen su agosto con los tres magos reguindados de una escalera de cuerda.
Devolvamos la ilusión de los Reyes a los más pequeños de la casa, está bien adaptarnos a otra culturas o tradiciones, pero hagamos como los americanos y defendamos por una vez con uñas y dientes lo que es nuestro.
María Montero. Jerez