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La hora de África

África comienza un camino tortuoso hacia el desarrollo gracias al interés de Estados Unidos por controlar sus materias primas y a la necesidad de China de esos mismos productos con una estrategia de inversiones que puede cambiar radicalmente las alianzas históricas fruto del colonialismo. Europeos y africanos tienen pendientes cuestiones muy espinosas para ambas partes pero en condiciones diferentes.

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Los acuerdos de Lomé tienen que renovarse pero los africanos pretenden lograr mejoras sustanciales. La clave radica en la postura de la Unión Europea en la nueva ronda de Doha que regula el comercio internacional. Estados Unidos tiene mucho que decir porque el proteccionismo de los países desarrollados condena al subdesarrollo y a la miseria a millones de africanos, pero también a asiáticos y latinoamericanos.

Sorprende y preocupa que la posible candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, asegure que Doha no tiene tanta importancia. Los líderes africanos aspiran a que los nuevos acuerdos representen progreso para sus países pero ese sueño exige que Francia y Reino Unido, entre otros, dejen de actuar como potencias colonialistas y jueguen un papel activo que propicie el desarrollo imprescindible que posibilite la creación de puestos de trabajo y una vida digna que disuada la inmigración ilegal.

¿Qué recursos tan valiosos puede tener África que atraigan el interés internacional? No es novedoso pero siempre es recomendable recordar que en suelo africano se encuentra buena parte de la reserva de un mineral llamado coltan, imprescindible para la fabricación de teléfonos móviles y ordenadores. Es uno de los elementos estratégicos para entender los conflictos constantes que desangran, junto con el sida y otras enfermedades, a generaciones enteras en la mayoría de los países del continente negro.

En Europa nos jactamos de ser firmes defensores de los derechos humanos, un afán que deberíamos extender con todas sus consecuencias a África donde dictadores como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, deberían sentarse ante la Justicia Internacional. Hay genocidios que exigen responsabilidades como el de Darfur donde la Unión Europea pretende intervenir pero el Gobierno de Sudán no parece dispuesto a aceptar tropas extranjeras. Europa debe demostrar firmeza y unidad para no consentir que la tragedia de Darfur continúe.