Espermicida cerebral
Échense a temblar: un nuevo superhéroe ha llegado a los institutos de Jerez. Con Batman, Superman y Spiderman pasados de moda (hacían cosas absurdas como defender el bien y sacrificarse por los demás) los adolescentes jerezanos necesitaban urgentemente ejemplos en los que inspirarse, amigos a los que imitar, aliados con los que sentirse seguros en la peligrosa vida que les ha tocado vivir. Y en atención a sus desesperadas plegarias, por fin ha aterrizado, directamente venido desde la fábrica de látex ¿SUPERCONDÓN! ¿Alabado sea el Señor!
Actualizado: GuardarPues sí, señoras y señores, niños y niñas, así es como la Delegación de Igualdad y Salud pretende convencer a los jóvenes de que el sida es un gravísimo peligro: con jornadas «lúdico formativas» en las que un payaso (en el sentido noble del término) disfrazado de una mezcla de condón, luchador mexicano y Supercoco, atrapa con un preservativo de tres metros a un enano vestido de blanco que, digo yo, hará de espermatozoide. Ver para creer. Pero el problema no es que el espectáculo sólo sirva para que los asistentes se partan el culo de la risa, no. El verdadero problema es que cuando se trata a los chavales como a imbéciles y se les educa para que sean imbéciles, acaban volviéndose, efectivamente, imbéciles, pues aunque el hombre sea inteligente por naturaleza, hasta ella sucumbe cuando todos los factores juegan en su contra. Así, el informe PISA confirma lo que quienes poseen al menos dos neuronas (una sola no vale, tienen que establecer conexiones) ya sabían: que los estudiantes andaluces no saben leer, escribir ni razonar; que son semianalfabetos, vaya. Claro que no es culpa de ellos, sino de sus padres, de individuas como la consejera de Educación, que achaca la penosa situación de Andalucía al «retraso histórico de la comunidad», y de individuos como el delegado provincial de Educación, quien dice que para valorar el informe «hay que saber de dónde venimos». Pues bien, digamos a estos políticos payasos (en el sentido vil del término), de dónde venimos: hace diez años, el 30% de los alumnos de instituto tenía problemas para leer bien; hoy día es el 80%. De ahí venimos.
Volviendo a nuestro superhéroe, si alguien cree que su performance va quitar las ganas de «hacer cositas a pelo» a unos adolescentes con las glándulas sexuales al borde del reventón, es que es más tonto que el que inventó la LOGSE. Mucho más efectivo sería llevar al instituto a un enfermo terminal de sida (en Siloé encontrarían voluntarios) y que los chicos vieran realmente de qué se les está hablando. Claro que para hacer eso, a Supercondón habría que mandarlo a tomar por culo. acadaunolosuyo.blogspot.com