El encaje gaditano de Rubalcaba
Cuando lo decida, lo explicaré en uno y otro sitio, y trataré de exponer los motivos por los que dejo Cantabria si la dejo, o por los que digo que no a Cádiz si digo que no», aseveró Alfredo Pérez Rubalcaba cuando trascendió la posibilidad de que emprendiera un viaje electoral de una punta a la otra de la geografía española.
Actualizado: GuardarY ha cumplido su promesa. Dos ceremonias electorales escenificarán, entre hoy y mañana, la sentencia final para el corazón partío de Alfredo Pérez Rubalcaba, el ministro que citó al poeta Alejandro Sanz -sobrino de Luis Pizarro, por cierto- para definir la situación en la que se encontraba tras postularse como candidato socialista por Cádiz en vez de por Cantabria, su tierra natal.
Hoy, en un mitín en Santander y mañana, en el Palacio de Congresos de Cádiz, con La mirada positiva como lema, se dará por el hecho de que el relevo de Alfonso Perales es un montañés de la esquina que ahora ocupa el ministerio del Interior. Y al malogrado diputado alcalaíno, tal como afirman el propio Pizarro y Manuel Chaves, le habría encantado la idea.
A la postre, ha sido más fácil encajar a Rubalcaba en el PSOE de Cádiz -con lo que ello quiere decir de relativa paz interior que seguro que envidian Ramón Vargas Machuca, Rafael Román y el propio Perales- que arreglar el desaguisado que ello podía suponerle a Cantabria. El propio interesado hubiera querido que antes de que trascendiera la noticia de su fichaje por la circunscripción gaditana se hubiera resuelto su sucesión cántabra, pero no ha sido así.
En comicios anteriores, el ministro se presentaba por Madrid, pero sus paisanos le han cogido un cariño bárbaro quizá por las sardinas que haya podido arrimar al ascua de las reclamaciones cántabras y que ahora presumen los gaditanos como el mejor bagaje para presentar al cunero. Aunque la secretaria general del Partido Socialista de Cantabria, Dolores Gorostiaga, le había ofrecido ya repetir como candidato, al trascender que Cádiz le pretendía, aseguró con la boca chica que estaban «orgullosísimos» de que «le pidan en todas las partes, porque eso es señal de que a nivel humano y político Rubalcaba está muy valorado». Sin embargo, para que se haga finalmente efectiva su abducción gaditana, allí han tenido que buscarle un recambio.
Se trata de la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, natural de Ourense, en Galicia, que en principio no tenía intención de bajar a la arena de las generales. ¿Qué por qué no va por dicha provincia gallega? Por dos motivos: porque para dicho puesto se baraja a otra ministra paisana, Elena Espinosa, ministra de Agricultura y Pesca. Y porque los cántabros reclamaron a cambio de Rubalcaba algún nuevo peso pesado. Y aunque se habló para ello de Cristina Narbona, la ministra de Medio Ambiente, finalmente se postula Elena Salgado, que en un principio iba a ser destinada al frente electoral de Burgos, que será defendido por el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado quien, a fin de cuentas, es natural de la capital burgalesa.
En la designación de un nuevo candidato ministerial para Cantabria también habrá influido lo suyo Miguel Ángel Revilla, líder del Partido Regional de Cantabria (PRC) y presidente de aquella comunidad autonómica en un gobierno en el que tiene por socio al PSOE. Desde su punto de vista, Pérez Rubalcaba, ha sido durante esta legislatura «un enlace extraordinario con Madrid porque ha desbloqueado temas transcendentales para esta tierra». De ahí que si el PSOE vuelve a La Moncloa, le interese tener a un diputado chicuco -ya sea de nacimiento o de oficio- en el Consejo de Ministros.
Y esta es precisamente la clave de que Rubalcaba haya sido enviado a Cádiz porque su presencia puede suponer un diputado más para los suyos en esta circunscripción, cuya horquilla a tenor de las encuestas podría oscilar entre el 6-3 a favor del PSOE, como en el anterior 14-M, o 5-4, que es lo que presagian algunas encuestas. En Cantabria, se presente quien se presente, todos los indicios apuntan a que se mantendría el 3-2 con primacía del PP.
La prensa cántabra ha estado comedida al enjuiciar la noticia. Como muestra, cabe rescatar el comentario aparecido en El Diario Montañés, el pasado 17 de noviembre: «Conocida la candidatura de Pérez Rubalcaba, en Cádiz, con el habitual gracejo local, ya han puesto en marcha los primeros chascarrillos. Siempre ha habido una estrecha vinculación entre la Tacita de Plata y Cantabria, especialmente desde la época en que numerosos cántabros se establecieron allí regentando tiendas de ultramarinos; a éstos se les conoce como chicucos. Ayer, los más simpáticos respondían a la pregunta '¿por qué Rubalcaba?'. Porque es chicuco.»
En su encaje gaditano, Pérez Rubalcaba tendrá el decidido apoyo del secretario provincial Francisco González Cabaña, pero sobre todo de la segunda candidata al Congreso, la diputada jerezana Mamen Sánchez que durante esta legislatura ha contado con la confianza plena del ministro en diversos cometidos en el Congreso. Y, en contra, lo mismo que le favorece, esto es, su enorme peso político a escala estatal. De entrada, Ignacio García, de Izquierda Unida, ya ha lanzado su primera andanada al recordar que Rubalcaba «solo ha mirado a Cádiz para llenarla de cárceles, para invertir en defensa y para escamotear fondos y personal para seguridad». Y es que Cádiz, como ha recordado la asociación pro Derechos Humanos de Andalucía que preside el gaditano Rafael Lara, cuenta con el mayor número de macrocárceles del Estado español. Y lo peor es que ninguna de ellas tiene el glamour de la de Alhaurín de la Torre.