NOMBRE. La actual denominación de calle Eguilaz le fue concedida el 24 de mayo de 1875, en recuerdo al poeta del mismo nombre.
Jerez

Tendiendo puentes entre dos calles jerezanas

La calle Eguilaz, que toma su nombre en memoria del poeta Luís de Eguilaz, une dos arterias del Jerez más céntrico

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Es una calle aunque que ejerce de puente. Nadie se hubiera fijado en ella si no fuese porque une dos flujos de vida de la ciudad. Por un lado, la calle Larga, con sus comercios, sus paseantes que nunca faltan y sus obras a trozos. De otro, la coqueta calle Tornería, que es como decir la quintaesencia del sentimiento cofradiero, línea entre fachadas estrechas con paso continuo de transeúntes. En medio está ella, que ejerce de nexo. Es la calle Eguilaz, que no quiere llamar la atención, pero siempre uniendo dos mares de vida del Jerez más céntrico.

Pero comencemos diciendo que fueron tiempos difíciles para la España de la segunda parte del siglo XIX. El tortuoso reinado de Isabel II trajo la Revolución. Y de esta forma se llamó en 1868, cuando se instauró el gobierno provisional del General Serrano mientras la Reina huía por los Pirineos.

Más tarde, el 24 de mayo de 1875, se le da el actual nombre a este emplazamiento que fue parte del Convento de las Monjas de San Cristóbal. Eguilaz, en recuerdo de un gran poeta, Dámaso Luis Martínez de Eguilaz -Luis de Eguilaz- y que nació en la vecina tierra de Sanlúcar de Barrameda, aunque fue criado en Jerez desde muy pequeño. Ése fue la denominación designada por el Ayuntamiento.

Verdades Amargas

Y siguiendo con el escritor, comentar como una curiosidad que Antonio de Trueba, hablando de su coetáneo Eguilaz, comenta que este apellido significa en vascuence verdad amarga, y que precisamente Verdades Amargas es la primera novela dramática del sanluqueño adoptado en Jerez.

Cada uno con lo suyo. El poeta uniendo las letras de la mejor forma y la calle uniendo dos arterias tan conocidas de nuestro Jerez. Aunque para letras y frases, párrafos y hojas hay que acudir a la librería Luna Nueva. Hace diecinueve años nació el proyecto de Cristóbal Serna y Nati Montaño, en la calle Caballeros. El proyecto era el de hacerse libreros. Tras nueve años de tener abierta la librería en la calle Caballeros, deciden mudarse a la calle Eguilaz, no se sabe bien si por homenaje al poeta. Cristóbal señala que «es uno de los encantos de la librería, estar en una vía con el nombre de un poeta tan importante como Luis de Eguilaz».

Ahora la librería está cuajada en este lugar. Los vecinos, que cruzan casi en la penumbra de la calle, como si no quisieran llamar la atención, comentan que «somos más conocidos por estar al lado de Luna Nueva que por otra cosa». Piensan que están un poco discriminados por la otra calle con la que todo el mundo se confunde (Eguiluz). María José, sin ir más lejos, asegura que «dejé de pedir pizzas por teléfono porque siempre acababan en el Obispado», y es que en Eguiluz era donde estaba la Casa de la Iglesia hace tan sólo unos meses.

Nati, mientras, no le hace mucho caso a eso de la fama y prefiere seguir toreando a la subsistencia con la bendita cotidianidad y el trabajo callado del día a día. No duda en afirmar que «ahora los jerezanos leen mucho más que cuando abrieron la librería hace ya casi dos decenios. Por ponerte un ejemplo, ahora una guía de viajes se vende bastante. Cuando abrimos era algo anecdótico. Ahora, se nota que la gente viaja mucho más y eso es bueno. Pero no sólo son viajes, también un libro para aprender inglés tiene mucha más demanda ahora que antes. No sé, creo que poco a poco ha habido una evolución muy importante en la tónica de la relación de los jerezanos y la lectura». Sin embargo, no deja de reconocer que «yo creo que nos metimos a libreros porque éramos un poco ilusos. Todo ha sido una lucha, pero la evolución se va notando de que el jerezano al menos compra más libros».

No hace falta pedirle a esta pareja de libreros jerezanos que demuestren con hechos sus afirmaciones. O la librería tiene una vida esplendorosa a tenor del mucho público que visita por la tarde los estantes, o el reportero sirvió como amuleto y aquello tomó vida súbitamente (hipótesis insospechada).

Imagen

Justo al lado de La Luna Nueva -que es algo así como un apagón en la noche-, se encuentra Reflejo de Luna. De las letras sale la imagen. En este caso, la instantánea de José Manuel González que lleva cuatro años disparando fotos a todo aquel que se acerca por las proximidades de la tienda. El estudio de fotografía está dirigido a los grandes eventos familiares. Ya se sabe la BBC (bodas, bautizos y comuniones). Sin embargo, por la tarde el estudio está cargado de papás que acuden con sus pequeñuelos a dejarlos inmortalizados entre los paraguas blancos de José Manuel. «La calle está un poco olvidada. A mí me encanta estar aquí, además el local se adapta perfectamente a nuestras necesidades. Pero me parece que no contamos para nadie. Mira, fíjate: luces de Navidad en la calle Larga, y luces en Tornería. Y nosotros que unimos esos dos mundos, a oscuras». Cierto. Observación muy interesante. Mientras nos damos cuenta del detalle, una pareja va pasando páginas de un álbum. Sin prisas, deteniéndose en cada detalle que José Manuel ha intentado captar con su cámara. Un recuerdo de cuando éramos pequeños. Uno de esos detalles que se sacan cuando llega a casa una visita y no sabemos bien qué tema sacar a la palestra. Muy socorridas las fotos, por supuesto.

Más allá ya se apaga la pequeña estrofa del poeta. Unas oficinas de la Seguridad Social a un lado, al otro las dependencias de una de las centralitas más antiguas de Telefónica en España, donde hasta hace poco todavía se oían tras la ventana los mecanismos de percusión unir un cable con otro para establecer una llamada. Y cuando un cable se cruzaba, pues ya se sabe: que el empresario entraba en comunicación con el carnicero que recogía la comanda y el cliente conocía a una ama de casa un poco desasistida y aburrida de tantas ocupaciones como tiene el marido.

Todo se une en Eguilaz. La unión de las conversaciones, las manos selladas de unos padres que ven a su hijo hecho un primor en la foto de estudio, las bicicletas encadenadas por el esfuerzo de los políticos para que aparquemos todos en un listón de hierro, y todos unidos por las letras que fluyen de la librería de Cristóbal y Nati. Eguilaz seguirá uniendo Larga con Tornería. Con o sin luz de Navidad.