cumbre ue-áfrica

Reproches, promesas y algunas iniciativas

Las críticas europeas al presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, y los reproches del líder libio, Muanmar Gadafi, por el colonialismo han acaparado la atención

LISBOA Actualizado: Guardar
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Los líderes de la Unión Europea y África han proclamado hoy el inicio de una nueva relación en pie de igualdad, cuyos objetivos formales abarcan desde el cambio climático a la gestión de los flujos de inmigración, pero no han conseguido resolver sus diferencias en materia comercial.

Reproches sobre derechos humanos y pasado colonial, promesas de cooperación y algunas iniciativas concretas para frenar la emigración o la violencia han sido las notas destacadas de la Cumbre UE-África.

Pese a los intentos por minimizar la polémica presencia de Robert Mugabe en la conferencia de Lisboa, el líder de Zimbabue mantuvo el protagonismo por los reproches a su régimen de mano dura que lanzó la canciller alemana, Angela Merkel, y los elogios que hizo en su defensa el presidente de Senegal, Abdulayé Wade.

Varios líderes africanos condicionaron su presencia en Lisboa a que Mugabe no fuera excluido de la cita, como pretendía Londres.

El líder libio Muamar Al Gadafi fue el más crítico con Europa y no dudó en pedir que devuelva los recursos expoliados en África durante el colonialismo o invite a los africanos a vivir allí. "Dadme 1.000 millones de euros y prometo que no os exportaré inmigrantes", afirmó ayer.

Pese a los cruces de acusaciones, el actual presidente del Consejo de Ministros de la UE, el portugués Luis Amado, dijo que la Cumbre de Lisboa ha roto el hielo en las relaciones de los dos continentes que estaban "bloqueadas" desde hace años.

Frente a la "incomoda y difícil" primera Cumbre UE-África celebrada en El Cairo en 2000, el ministro de Exteriores luso destacó el buen ambiente de "cordialidad y solidaridad" que se vivió en la reunión de Lisboa y la gran asistencia de gobernantes registrada.

No obstante, la notoria ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown, como reacción a la presencia del cuestionado Mugabe, fue la más comentada de la segunda Cumbre UE-África pero, ni mucho menos, la única.

Otros seis gobernantes europeos y diez africanos, de un total de 80 invitados, no acudieron a la conferencia, uno más -el egipcio Hosni Mubarak- se fue tras intervenir en los discursos inaugurales y otro -el eritreo Isaias Afewerki- llegó a Lisboa pero no participó en la primera jornada de sesiones.

En cambio el presidente francés, Nicolas Sarkozy, resultó el más activo de la cumbre y además de pronunciar un discurso formal se reunió en privado con una docena de líderes y habló, en una larga rueda de prensa, sobre múltiples temas de Europa, África y América.

De los temas debatidos, el comercial registró desacuerdos -puestos de relieve por algunos dirigentes africanos- sobre las discusiones de la UE con varios países africanos para cerrar, antes de enero, acuerdos regionales que implican libre comercio.