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LENGUAJE. Setién mide sus palabras al milímetro. / F. GÓMEZ
JOSÉ MARÍA SETIÉN OBISPO EMÉRITO DE SAN SEBASTIÁN

«El diálogo es más humano y cristiano que la pura eliminación de ETA»

El prelado guipuzcoano defiende que los planteamientos políticos en Euskadi «no deben hacerse al ritmo y al socaire» de lo que dice la banda

PEDRO ONTOSO
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José María Setién, el obispo que durante 27 años gobernó la diócesis de San Sebastián, está omnipresente estos días en los medios por la publicación de su libro 'Setién, un obispo ante ETA' (Editorial Crítica), en el que explica cómo se situó ante la organización terrorista durante el tiempo en que guió a la Iglesia guipuzcoana, con un indiscutido liderazgo en la vasca. Calificado de «abertzale con sotana» o «amigo de los asesinos» por sus adversarios, su predicamento es ampliamente aceptado en el nacionalismo, una palabra poliédrica, como la realidad sociopolítica de Euskadi, que Setién aborda con precisión de cirujano, pero con la red que supone el manto de la ética.

Rechaza, enérgico, cualquier atisbo de complicidad de la Iglesia con el nacimiento de ETA y defiende el diálogo para la pacificación «porque es más humano y cristiano que la simple eliminación» de la banda armada. Pertrechado en un pensamiento sólido y muy trabajado, y dueño de una dialéctica hábil -se esfuerza en buscar la palabra adecuada- , no rehúye ninguna pregunta y sólo le cambia su vertical expresión cuando se pone en duda su piedad con las víctimas, un terreno en el que se siente difamado. Es «la verdad de Setién». En su libro parece que pretende explicar lo que ha sido su actuación episcopal, tantas veces denostada.

-¿Ha pretendido también exorcizar sus demonios? ¿Nunca se ha reprochado nada?

-Lo que no me perdonaría es mantener dentro el demonio que me haga decir algo que yo creo que no debo decir. Si se reconoce una coherencia en lo que yo escribo, difícilmente podría aceptar que haya algo que me tenga que reprochar porque va en contra de esa afirmada coherencia.

-En la obra analiza la relación de la Iglesia vasca con el nacionalismo. ¿La Iglesia vasca es más nacionalista que sus fieles?

-La palabra nacionalismo tiene dimensiones distintas. Si no nos referimos a una dimensión precisa y concreta, la respuesta tiene que ser necesariamente equivocada. En el libro hablo de distintas dimensiones. Una puramente histórico-cultural. O también una dimensión nacional, que es fruto de la libertad que toda persona debe tener en la búsqueda de las referencias inspiradoras de su vida. Por nacionalismo podemos entender también la pretensión de dar un contenido político a esa adhesión nacional colectiva. También que esa búsqueda de la identidad colectiva exija dimensiones políticas para el reconocimiento de un régimen autónomo o independiente. También la utilización de la fuerza y la violencia para lograr esos objetivos puede significar otra forma concreta de nacionalismo. Mi condición personal, y creo que está muy extendida entre fieles y sacerdotes vascos, es que la identificación con la tradición histórico-cultural vasca, con su reflejo de tipo colectivo e incluso nacional, es frecuente. Ahora bien, decir que eso es nacionalismo... Desde las distintas perspectivas, unas veces sí y otras no.

-En su obra aborda el origen y la evolución de ETA. Un documento del Episcopado español recoge que ETA nace cuando la esperanza nacionalista se funde con la visión marxista de la historia y de la política.

-No creo que esto sea exacto. Yo lo que creo es que la tentación de la utilización del enfrentamiento activo, incluso por procedimientos violentos, es algo que sucedió ya cuando un grupo de las juventudes vascas configuró Ekin, que era una forma de insistir en la necesidad de actuar, como su propio nombre indica. Cuando esa voluntad de actuar va teniendo mayores exigencias de eficacia, todavía no estaba presente en ella la ideologización marxista, que adquiriría luego la forma del marxismo leninismo y posteriormente del marxismo maoísta.

-ETA no nació en los seminarios, pero sí se nutrió del ambiente religioso y eclesial. Historiadores y acreditados sociólogos hablan de una ideología de sustitución.

-No comparto esa interpretación que contiene una idealización grande de lo que es la religiosidad vasca. El pueblo vasco ha sido muy religioso y es cierto que ha sido influido en concreto por la religión católica y los curas. Pero eso de decir que si la Iglesia hubiera adoptado una postura franca contra la violencia de ETA, la violencia o la misma ETA hace tiempo habrían desaparecido, es una ilusión que proviene de ignorar la realidad del proceso más generalizado de la secularización. La Iglesia no ha sido cómplice de ETA. Que algún etarra haya rezado un padrenuestro en la cárcel eso no quiere decir que ETA tuviera una inspiración religiosa.

El papel de la Iglesia

-¿Si ETA no ha atentado contra un miembro de la Iglesia es por pura táctica política?

-Que hay mucho de táctica política es verdad, pero también lo es que ha habido sacerdotes a los que se ha forzado a salir de aquí. Sí creo que hay táctica en el hecho de no enfrentarse a algo que es muy importante para la población vasca. Pero no se trata de ver la influencia religiosa sobre ETA, sino de la realidad religiosa de una sociedad de la que ETA no puede prescindir y a la que no puede ignorar. Que en esa sociedad en la que ETA no puede dejar de tener influencia haya dimensiones religiosas es evidente. Pero no se trata de una religiosidad que se pone al servicio de ETA, sino del efecto negativo que el actuar contra esas personas que tienen esa religiosidad o influencia religiosa podría hacer que se debilitara un apoyo social, sin el cual se convertiría en un corpúsculo que no tendría la influencia social que actualmente tiene.

-ETA ha asesinado en Francia a dos jóvenes guardias civiles. ¿Que sintió cuando conoció el atentado?

-Muchas cosas. Dolor y también mucha pena porque entendía que todo ello no podía favorecer un proceso más humano, el de la negociación. Aunque mejor sería hablar de diálogo porque la palabra negociación parece que sugiere otras cosas. Los mismos interesados hablan de contactos. Imagino que los habrá, aunque ello no debe entenderse como si de una negociación inicial se tratara. Todo esto va en contra del clima necesario para dialogar, suscita más los ánimos para luchar por la desaparición de ETA por la línea del mero ejercicio de las vías represivas. Sentí dolor, pena, una cierta desesperanza y el deseo de que todo este clima se pueda superar. Es un conjunto de sentimientos que no tienen cabida en la estrechez de una condena. Porque contienen más sentimientos, sufrimientos, expectativas, que tocan el corazón de un obispo.