La segunda oportunidad
Antònia Font reinterpreta sus mejores canciones en un álbum junto a la Orquesta Sinfónica de Bratislava
Actualizado:Muchos apuntan que Antònia Font es lo mejor que le ha pasado al pop en catalán en la última década. Bautizaron al grupo mallorquín casi como una broma, tomando el nombre de una compañera de la universidad convertida en una de sus primeras fans, y acaban de cumplir una década haciendo gala de un sólido perfil construido sobre una porosa lectura del pop, conducida sobre jugosos textos, en catalán, erigidos en uno de los fundamentos de su propuesta. Álbumes de la capacidad de A Rússia (2001) o Alegria (2002) estamparon una ruta ascendente que los celebrados Taxi (2004) y Batiscafo Katiucas (2006) se encargaron de sedimentar y pluralizar tomando como puntales identificativos las lúcidas composiciones de Joan Miquel Oliver y la voz de Pau Debon.
Pero Antònia Font defienden a capa y espada su compromiso con términos, a menudo devaluados por el mercado, como espontaneidad y honestidad. Su nuevo paso discográfico llega ahora dispuesto a ratificarlo: Coser i cantar (Blau-Discmedi; 2007) -«un título en castellano escrito en catalán», dicen- aplica otra vuelta de tuerca a su subrayada trayectoria ofreciendo «una segunda oportunidad» a muchas de su mejores canciones. La ambiciosa propuesta creativa se extiende también a un formato conformado por un doble CD con veinte canciones más un DVD (conteniendo todos los video-clips del grupo y un documental de Luis Ortas que repasa el proceso de grabación del álbum) donde el quinteto mallorquín redimensiona algunos de los capítulos más brillantes de su crónica, nutriéndose especialmente de los trabajos más cercanos de su discografía. Antes que compilar o redundar en modelos y estructuras ya conocidas, Antònia Font ha forjado un nuevo contexto para tal revisión, regrabando el repertorio con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Bratislava y tomando como partitura los arreglos realizados por el chelista y compositor Miquel Àngel Aguiló. Sin dejarse avasallar por tan clasicista marco, el procedimiento ha utilizado a la orquesta como un instrumento más, modificando o distorsionando sus registros y regulando a gusto del grupo su armonía y sonoridad
Coser i cantar dota de renovadora perspectiva y, en algunos casos, transformador pulso a las canciones de Antònia Font, desplegándolas a través de un discurso que supera el mero ornamento arreglístico al uso para levantar un andamiaje de productiva dilatación. Un propósito que disculpa ciertos desajustes ante su envergadura, haciendo prevalecer el decidido valor y los positivos resultados del concepto. Un balance latente especialmente en episodios que se benefician con creces de esa segunda oportunidad reafirmando a Antònia Font en la punta de lanza de una escena nacional necesitada de operaciones de riesgo de esta enjundia.