El empuje de Sarkozy obliga a Uribe a retomar la negociación con las FARC
El presidente de Colombia acepta la creación de una zona desmilitarizada para realizar intercambios Bogotá abre un fondo económico para alentar deserciones entre los guerrilleros
Actualizado: GuardarUno de los temas «inamovibles» del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, era la negativa a crear una zona de despeje para negociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) un acuerdo humanitario. Sin dar explicaciones anunció ayer que autorizaba una «zona de encuentro» para pactar con la guerrilla -que ahora tendrá que responder si acepta la oferta- la liberación de los 45 'canjeables' por guerrilleros presos. Además, creó un fondo de unos setenta millones de euros para estimular la deserción de rebeldes, que, como hiciera 'La Negra' esta semana pasada con un niño raptado, entreguen a sus cautivos.
El repentino cambio de actitud es atribuido por algunos a la presión internacional encabezada por el Gobierno francés, empeñado en salvar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada en febrero de 2002. Tampoco faltan malpensados que sospechan que Uribe flexibilizó su disposición con la vista puesta en una reforma constitucional que le posibilite un tercer mandato.
Para no usar el término 'despeje', el jefe de estado colombiano ofreció otra fórmula que en la práctica es casi lo mismo. Unos 150 kilómetros de zona rural en cualquier parte del país donde no haya policías y donde tampoco resida mucha población.
Idea del Episcopado
«Contaría con la presencia de observadores internacionales y los que accedieran a ella para definir el intercambio humanitario no deberían estar armados», dijo el presidente en una ceremonia policial desarrollada en Bogotá, donde reconoció que la idea había sido de la Conferencia Episcopal.
La propuesta se acerca a la exigencia de las FARC de despejar los municipios de La Florida y Pradera, cuya extensión es de 180 kilómetros cuadrados de zona rural. El Gobierno se negaba a la desmilitarización con el argumento de que sería aprovechada por la guerrilla -reducida a la mitad de sus efectivos por el hostigamiento militar impulsado por la política de Seguridad Democrática- para reagruparse y rearmarse.
Cuando Uribe, hace dos semanas, canceló la mediación de su homólogo venezolano, Hugo Chávez, y la senadora de oposición Piedad Córdoba, indicó que todas las gestiones serían llevadas sólo por su equipo. Desde entonces, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, no ha parado de enviar mensajes: a los rehenes, al jefe de las FARC, Manuel Marulanda 'Tirofijo', a otros mandatarios latinoamericanos... para que insistan sobre la necesidad de negociar para liberar a los secuestrados.
Incluso, según reveló David Martinon, portavoz de Sarkozy, agentes secretos franceses «han entrado ya en contacto con las FARC». Evitó dar más detalles porque «es obviamente una misión extremadamente difícil». Sin embargo, aseguró que «nada puede hacerse sin una concertación estrecha con las autoridades de Bogotá», sugiriendo que el Gobierno de Uribe está al tanto.
Ayer mismo, el Ejecutivo pidió a las FARC una lista de los guerrilleros que quieren que sean excarcelados. De todas formas, el gobernante colombiano insistió en que quiere el acuerdo humanitario pero sin que eso signifique un retroceso en la seguridad democrática. «Si en Europa tuvieran hoy un Hitler, no lo permitirían prosperar».