EnREDadas

A nadie se nos escapa que la alfabetización digital es una asignatura aún pendiente, particularmente para la generación de los que yo llamo taitantos, en la que me incluyo. En la mayoría de las ocasiones, cuando me encuentro con algún problema a la hora de manejar mi PC y sacarle el mayor rendimiento, es mi hijo de 15 años mi mejor ayuda; aunque muchas veces me responde: «¿Pero mamá, con lo fácil que es!». No lo dudo, pero es un lenguaje con el que yo no me he criado, es como hablar en euros a nuestros padres, que hasta que no les decimos el precio en pesetas no aprecian el valor real de las cosas.

El acceso a la información supone sin duda alcanzar mayores cotas de libertad y de justicia, de participación y por supuesto un empoderamiento más equitativo, en una sociedad en la que la información es poder. Mucho más allá de ser o no capaces de utilizar un PC como la mejor máquina de escribir, la Red supone comunicación, supone desarrollo y progreso social; se trata de una nueva era con nuevos valores y un nuevo lenguaje. No obstante, la brecha digital que existe en el acceso a las TICs, entre hombres y mujeres, continua marcando diferencias. Según los últimos datos, por cada mujer que accede a internet, lo hacen diez hombres, diferencia aún mayor en el mundo rural. Las mujeres que hemos conquistado espacios y derechos a lo largo de nuestra historia, tenemos ahora un nuevo reto: enREDarnos y conquistar nuestro lugar en el ciberespacio.