Dos cayucos llegan a Tenerife con tres inmigrantes muertos

Dos cayucos llegaron en la madrugada de ayer a las costas del sur de Tenerife con 91 inmigrantes , tres de ellos ya fallecidos, mientras que otras nueve personas precisaron atención médica en centros de salud, aunque no se teme por su vida, según la última información facilitada por la Consejería de Sanidad y recogida por la agencia Europa Press. El primer cayuco fue localizado hacia las 23.20 horas del martes frente a la costa del municipio de Granadilla, y conducido al puerto de Los Cristianos por una patrullera de la Guardia Civil. A bordo había 52 varones subsaharianos, entre ellos uno que había fallecido y dos menores de edad.

A las 00.50 horas llegó el segundo cayuco con 39 personas, entre ellas se encontraban los otros dos inmigrantes fallecidos. Esta embarcación fue localizada frente a la playa de Las Vistas, en Los Cristianos, y trasladada al puerto, con sus 39 ocupantes, todos varones y adultos.

De estos precisaron atención médica cinco personas, el más grave por haber sufrido la amputación de un dedo, y el resto por contusiones e hipotermias. Las fuentes consultadas indicaron que no se teme por la vida de ninguno de los inmigrantes atendidos, aunque se está a la espera de la evolución del que sufrió la amputación del dedo.

A doscientos kilómetros

Tras este último episodio, la cifra de fallecidos cerca de las costas españolas este año supera los 360 muertos. El drama de la inmigración ilegal se cobraba nuevas víctimas esta semana. Diez personas, al parecer, argelinos en busca de asilo político han muerto ahogados en el mar Mediterráneo durante un intento fallido de rescate por parte de un barco holandés, que les intentó sacar de la débil embarcación en la que viajaban, mientras que otras dos personas lograron sobrevivir, según informó ayer el representante del barco holandés.

Los hechos, relata Efe, ocurrieron la noche del lunes cuando el barco Fairpartner intentó subir a los inmigrantes a bordo en un punto situado a doscientos kilómetros al oeste de Argel, según afirmó la empresa propietaria del barco, Kahn Scheepvaart. Los hombres que estaban en la embarcación gritaron e hicieron señas al barco para que fuese en su auxilio.