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POSE NAVIDEÑA. Bush y su esposa Laura, en la Casa Blanca. / EFE
MUNDO

Bush desoye un informe de sus espías y mantiene la presión sobre Irán

Considera que el régimen islámico es «peligroso» pese a que el estudio niega que fabrique armas nucleares

PEDRO RODRÍGUEZ
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A pesar de que un nuevo informe elaborado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos mantiene que Irán interrumpió hace cuatro años sus intentos secretos para hacerse con armas nucleares, el presidente, George W. Bush, insistió ayer en que la teocracia de Teherán todavía representa un riesgo intolerable para la comunidad internacional. A su juicio, «Irán era, es y será peligroso si tienen conocimiento de cómo hacer una carga nuclear».

Obligado en rueda de prensa a explicar la incongruencia entre esta estimación de los servicios de inteligencia y sus recientes advertencias de III Guerra Mundial, el presidente argumentó que Teherán sigue desarrollando tanto misiles de largo alcance como un ambicioso programa de enriquecimiento de uranio, que puede servir de combustible para reactores civiles pero también como ingrediente básico para construir cargas nucleares.

En su intento de conciliar el sentido de urgencia y alarma asumido por el Gobierno de Washington con respecto a las ambiciones nucleares de Irán, Bush indicó también que el análisis de inteligencia no hace más que revalidar sus preocupaciones y respaldar la política actual de «palo y zanahoria», con incentivos a través de negociaciones diplomáticas, pero sin descartar en ningún momento la posibilidad del uso de la fuerza.

El informe en cuestión, conocido por sus siglas en inglés NIE (National Intelligencie Estimate) y divulgado parcialmente esta semana, establece que Teherán interrumpió en 2003 sus esfuerzos clandestinos para hacerse con armas nucleares. Decisión atribuida como respuesta a las presiones internacionales. El estudio también indica que Irán retiene el potencial para desarrollar este tipo de armas no convencionales, aunque por lo menos necesitará esperar hasta 2010 para reunir todo el uranio enriquecido necesario.

La Administración Bush insiste en que estas conclusiones no hacen más que confirmar el peligro que representa la República Islámica, con capacidad para volver a las andadas en cualquier momento. De hecho, el mismo presidente se negó a retractarse de sus aseveraciones de que «todas las opciones se encuentran sobre la mesa», incluida el uso de fuerza militar.

La comparecencia de Bush, la octava y probablemente última por este año, llegó a tener un tono de introspección al ser preguntado directamente si parecía desmoralizado por haber fallado dos veces consecutivas en atribuir a Irak e Irán armas de destrucción masiva. El presidente rechazó la cuestión como un intento de psicología barata, declarándose «bastante animado» ya que el informe de los servicios de inteligencia «deja claro que la estrategia que hemos utilizado en el pasado es efectiva» y confirma el peligro que representa un Irán nuclear.

Gran descubrimiento

Ante los previsibles problemas de credibilidad ante el mundo, el presidente también afirmó que el nuevo análisis de los servicios de inteligencia «no dice que no haya nada por lo que preocuparse, todo lo contrario». A su juicio, la teocracia de Teherán «ha escondido su programa de armas nucleares una vez y lo puede hacer otra vez yo veo peligro y muchos en el mundo contemplan el mismo peligro».

Preguntado si este último informe es más creíble que la versión de 2005 que atribuía a Teherán el afán de conseguir armas nucleares, Bush se limitó a indicar que «sin entrar en cuestiones de fuentes y métodos, nuestros servicios de inteligencia han hecho un gran descubrimiento». Un logro de espionaje que se habría materializado este verano durante el mes de agosto y cuyas conclusiones elaboradas habrían sido presentadas la semana pasada a la Casa Blanca. Miembros de la mayoría demócrata en el Congreso se apresuraron a exigir un cambio en la posición de la Casa Blanca hacia el régimen de Ahmadineyad.