MUESTRA. Rivas investiga el proceso del dibujo 'estático' a la animación. / ÓSCAR CHAMORRO
Cultura

Andi Rivas y Bracho ahondan en las posibilidades evolutivas del dibujo

Los jóvenes artistas gaditanos, referentes de una nueva generación de creadores, exponen desde ayer en la Casa Pemán dos de sus proyectos más representativos

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Un largo plano secuencia abrumador y desconcertante: una pelota de tenis bota en el suelo, se empapa de pintura negra y golpea después contra la superficie, inicialmente impoluta, de una pared blanca. La operación se repite durante una hora, 21 minutos y 23 segundos. Hasta que la zona, virgen de arte en un principio, acaba proyectando una imagen -icónica, referencial, metafórica- que nace del puro azar, pero que es también la consecuencia arbitraria de una intención: la voluntad de crear. La acción metódica, reincidente, desemboca en la expresión misma del poder (y, a su vez, de las limitaciones universales) que encierra el autor, el demiurgo que controla su obra sólo hasta cierto punto: exclusivamente en su planteamiento primitivo, pero nunca en su resultado final.

Se trata de una de las piezas más reconocidas de Juan Carlos Bracho, el artista linense que, junto con otro gaditano en alza, Andi Rivas (asociado a Raúl Gómez, Emotive Project), muestra algunos de sus trabajos -finalistas en el prestigioso certamen de Cajasol-, desde ayer en la Casa Pemán.

Fusión de conceptos

Rivas ahonda en el proceso que lo ha llevado a pasar del dibujo estático a la animación, mediante la fusión de los dos conceptos y con la aspiración de vertebrar un único lenguaje. La instalación del joven artista enfrenta y vincula lo pintado y lo proyectado, hasta conseguir que se retroalimenten y adquieran un sentido unitario.

En su labor de integración, el artista logra que se genere una singular simbiosis, en la que se reconoce el humor como un modo de desafiar las situaciones desfavorables. «Me interesa, sobre todo, ver cómo conviven, se reproducen, se relacionan», explicaba ayer Rivas.

Por su parte, Bracho (de enhorabuena tras el premio a la Actividad Artística de la Junta) reflexiona sobre el mismo curso creativo, el procesamiento de la idea, su disección. «Es algo que procuro hacer cada cierto tiempo, una forma de tomar distancia sobre mi trabajo para poder extraer conclusiones que ayuden a generar nuevas perspectivas y abrir otros caminos», apuntaba el artista.

El dibujo, «el medio artístico más simple, que no el más sencillo», evoluciona en Bracho hasta la performance, la instalación y el vídeo. «El espacio, su percepción y modificación» es el objeto principal de su búsqueda, que plantea la experiencia artística como catarsis y fórmula de construcción de la mirada. Cajasol brinda una ocasión única para comprobar sobre el terreno por qué Rivas y Bracho están a la vanguardia de la creación artística andaluza.

dperez@lavozdigital.es