Dilema ante Rusia
Actualizado: Guardaras constatación por parte de los observadores de la OSCE y del Consejo de Europa de que las irregularidades detectadas en las elecciones rusas cuestionan la limpieza de su resultado sitúa a la comunidad internacional, y en concreto a la UE, ante un espinoso dilema. Lo máximo que ha admitido el Gobierno de Moscú son anomalías puntuales y menores, al tiempo que Vladimir Putin ha vuelto a exhibir su personal concepción de la democracia al congratularse de la mayor «legitimidad» con que cuenta el nuevo Parlamento, controlado mayoritariamente por su partido. Las primeras reacciones registradas ayer en las chancillerías europeas anticipan las dificultades existentes para ofrecer una respuesta comprometida, más allá de las censuras más o menos contundentes a las supuestas prácticas fraudulentas en el proceso electoral. Pero la UE debería endurecer el tono de sus mensajes hacia Putin y su Gobierno ante la evidencia de las carencias y las cortapisas en la democratización del país.