Abajo el muro de Berlín, arriba el de Belén
Creo que si hace dos mil años tanto los cristianos como los que no, hubieran podido ver el futuro de Belén se habrían vuelto locos.
Actualizado:Tras un gran muro y una seguridad implacable se encuentra ahora aquella ciudad que Jesús eligió para nacer.
Según los entendidos, en unos años, aquella ciudad cuna del cristianismo, dejará de serlo. Los cristianos están abandonado Belén para dirigirse a Europa o América, el «avance» social derribó el muro de Berlín y ha levantado el de Belén.
Ya no se ven cruces al cuello de sus habitantes, ahora son armas las que cuelgan de sus cuerpos abatidos por el cansancio pero envalentonados por la rebeldía.
El muro que rodea Belén con siete metros de altura y un perímetro de 724 kilómetros, sirve de excusa disuasiva para los que piensan que de esa manera los atentados provocados por aquellos que tienen como religión la muerte cruenta de cualquiera que no apoye sus ideas.
Colas de centenares de personas se alinean delante del muro en espera de una autorización que les permita atravesarlo para ver a sus familias o acceder a los trabajos que ocupaban antes de su levantamiento. La imagen es dantesca, algunos tienen que pasar controles tan duros como el desnudarse o apilarse por pasillos de hierros para sortear el detector de metales.
Soy cristiana, aunque no muy practicante, y pienso que todo esto supone una más de las barbaridades que se están cometiendo y se han cometido en nombre de la justicia y la religión. ¿Qué lejos están las enseñanzas de aquél que predicaba que la paz, la tolerancia y la riqueza pero de espíritu nos haría libres de corazón y alma!
Mujeres, niños, ancianos, asustados ante un futuro incierto y en posesión de aquellos que están acabando con todo lo que mantenía unidos a judíos, musulmanes y cristianos, se esconden para no ser victimas de la próxima bomba humana.
Creo que el mundo necesita reflexionar y darse cuenta que si hasta los pilares fundamentales de tantas creencias están temblando es porque ya es hora de reaccionar ante algo que nos está llevando a la aniquilación de nuestra propia especie como es la intransigencia y el fanatismo llevado a límites espeluznantes.
Carmen Franco.