LA RAYUELA

El gordo de Navidad en la Bahía

Ha llegado con un mes de adelanto, pero viene, como la lotería, cargadito de millones. Porque el Plan para la mejora de la competitividad y el desarrollo de la Bahía es un buen pellizco (1.590 millones de euros) para reactivar la estructura económica castigada por los efectos de la deslocalización industrial del sector automovilístico (GM-Delphi).

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Merece esta valoración, porque la Bahía no está en una situación de crisis endémica como la que ha padecido desde hace treinta años, caracterizada por industrias que desde su instalación debieron enfrentarse a complejos procesos de reestructuración al dictado de los cambios tecnológicos y los vaivenes de los mercados de la construcción naval, la aeronáutica o la automoción. Afortunadamente, los dos primeros, con las fluctuaciones inevitables de una economía mundializada, han entrado en una fase de crecimiento que les permite otear el futuro con optimismo.

Así que, habiendo como hay tantas teclas que tocar en Andalucía, hemos de felicitarnos de que siguiendo el mandato del Parlamento Andaluz se haya articulado en poco más de siete meses este plan para la Bahía de Cádiz y Jerez, en una provincia, que si bien es cierto que arrastra el sambenito del desempleo, es ya la segunda en Andalucía en creación de empleo. El Plan da respuesta en primer lugar a la recolocación de los ex-trabajadores de Delphi (ocho empresas con 2.000 empleos, para los que tendrán preferencia), y se marca como objetivo la consecución de la competitividad gracias a la mejora formativa de los recursos humanos y la innovación y desarrollo tecnológico que son las únicas salvaguardas en una economía globalizada. Tampoco sobran los incentivos a los emprendedores en una tierra tan acostumbrada al funcionariado y a industrias que llegan a golpe de BOE. Y además de la mejora de las infraestructuras y los transportes que contempla, el Plan es la mejor garantía de desarrollo de suelo industrial cualificado del que la provincia está tan necesitada, empezando por Las Aletas.

En los tiempos que corren resulta inusual que un Gobierno asuma el reciclaje profesional y garantice la recolocación de la totalidad de una plantilla, como consecuencia de una deslocalización industrial y que sea apoyado por todo el arco parlamentario, incluida la derecha. Es una respuesta ejemplar y ojalá fuera la referencia para otras situaciones que sin duda se presentarán y no sea un ejercicio de demagogia preelectoral. También lo está siendo la de los empresarios, que ya han presentado 110 proyectos que agotarían los fondos inicialmente previstos por el Ministerio de Industria. Sin duda, no faltarán los recursos necesarios para atraer nuevas inversiones de alto valor añadido o los precisos para la modernización tecnológica (I+D+i) que exige una mano de obra altamente cualificada.

La cualificación profesional de la Bahía, que fue considerada una fortaleza en la reconversión industrial (80-90), se ha convertido en una debilidad estructural. Sería irresponsable no aceptarlo, a pesar del pleno desarrollo del sistema educativo y los muchos planes de formación profesional que se han sucedido. En cuanto se presenta un desarrollo industrial novedoso se llenan los hoteles de la comarca de especialistas de fuera. Ni acaba de funcionar la FP, ni la Universidad acaba de incardinarse plenamente en el desarrollo del tejido productivo, ni los cursos de formación salen de la rutina. Este es el desafío del presente Plan, el tablero en el que se juega el futuro.