Tribuna

El fin de una etapa

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a salida de Enrique Rodríguez Segura de la dirección de Matagorda, o sea del Astillero de Puerto Real, o sea de Navantia ya convertido en construcciones navales militares, unidad de negocio junto con la factoría de San Fernando, supone el final de una etapa en la historia industrial de la Bahía, por decirlo de manera grandilocuente. El hasta ahora director, que se va a Madrid como director adjunto a la dirección general industrial, ha vivido en primera línea los últimos diez años de los diques gaditanos, y sin perder el ánimo ni la pasión por su oficio, que ya es mérito. Por fortuna, ha podido marcharse por la puerta grande, dejando la cartera de pedidos a un nivel histórico, que ni los más optimistas habrían soñado hace tan solo un par de años. Siempre discreto, tanto que no hay manera de localizarlo en ninguna foto de archivo, se va también con la estima personal de cuantos le han tratado.