El acusado de asesinar a Litvinenko acaricia la inmunidad parlamentaria
La mejor contribución que podía hacer a la causa (al Estado y a los servicios secretos) el ultranacionalista Vladímir Yirinovski, líder del LDPR, era colocar en sus listas a Andréi Lugovói, el principal sospechoso de haber dado muerte al ex agente secreto ruso Alexánder Litvinenko, envenenándole con Polonio-210 el año pasado.
Actualizado:Lugovói es el número dos en la lista del Partido Liberal Democrático y, si las encuestas no se equivocan, es prácticamente seguro que ocupará un escaño en la Duma. A Marina, la viuda de Litvinenko, le parece todo esto «repugnante».
No pendía sobre él ningún peligro de ser enviado a Reino Unido, país que había solicitado su extradición. La Fiscalía General ya advirtió de que «el artículo 61 de la Constitución excluye la posibilidad de que un ciudadano ruso pueda ser entregado a la Justicia de un país extranjero».
Pero, para evitar a los jueces rusos verse obligados a hacer caso a las peticiones de Londres e investigar la muerte de Litvinenko, lo ideal es dotar al presunto asesino de inmunidad parlamentaria. «La mejor forma de defensa es el ataque», afirmaba Lugovói durante un reciente acto electoral en la ciudad rusa de Kursk. Tiene 41 años y dice que abandonó en 1996 el FSB (antiguo KGB), en donde fue compañero de Litvinenko. Lo hizo para dedicarse a los negocios.
«Soy inocente. Quien mató a Litvinenko fue el MI6 británico, para quien trabajaba, y la causa fue que se escapó a su control», clama el candidato a legislador. Según Lugovói, sólo Putin y sus colegas del LDPR son auténticos patriotas. La oposición liberal rusa, según él, son «lacayos de EE UU».
Litvinenko empezó a sentirse mal el 1 de noviembre de 2006, tras reunirse en el Hotel Millennium de la capital británica con Lugovói y Dmitri Kovtun. Casi tres semanas después, el 23 de noviembre, el ex miembro del FSB fallecía en un hospital londinense.