«Es un sitio tranquilo»
La población de Capbreton estaba pendiente del derbi local de rugby cuando se produjo el atentado
Actualizado: GuardarSólo la presencia de gendarmes e informadores, así como el helicóptero que sobrevoló Capbreton, despertaron ayer la curiosidad de los clientes del supermercado E.Leclerc. Casi nadie se enteró del atentado perpetrado a escasos 300 metros, en la cafetería Les Écureuils. Los vecinos que residen junto al establecimiento hostelero, situado frente a una estación de servicio, tampoco concedieron importancia a unos ruidos que parecían «petardos» y resultaron ser disparos. «Éste es un lugar tranquilo, muy tranquilo», insistió Richard Villarot, un residente que no salía de su asombro.
La población de Capbreton es un tranquilo enclave turístico de 8.500 habitantes. A media hora de la frontera en coche, es un lugar escogido por muchos vascos de este lado de la frontera para comprar una segunda residencia. Cuando se produjo el crimen, los vecinos estaban pendientes el derbi local entre el Aviron Bayonais y el Biarritz Olimpique, los dos grandes equipos de rugby del País vascofrancés que ayer se enfrentaban en Bayona.
Algunas personas comentaban que los guardias civiles tiroteados habían acudido a la cafetería por casualidad, aunque es un local muy concurrido no sólo a la hora del desayuno, sino de la comida. «No es muy grande, pero suele entrar bastante gente», explicó el operario de un taller cercano.
Los gendarmes sólo dejaban cruzar el escenario del crimen, acordonado en un perímetro de 300 metros, a los vecinos que se dirigían a casa. Apenas unos pocos automovilistas pisaban el freno para preguntar qué había ocurrido.
A última hora de la mañana, la policía científica todavía analizaba exhaustivamente el vehículo gris utilizado por los guardias civiles, que fue cubierto con una carpa de plástico. Otros compañeros habían tomado declaración a los testigos de la cafetería.
En cambio, los empleados del supermercado repetían que no habían visto ni escucho nada. Y lo mismo dijeron en una peluquería situada a apenas cien metros del lugar del atentado, en una calle paralela. «Estábamos empezando a trabajar», indicó lacónicamente una empleada, mientras peinaba a una clienta.
La expectación se trasladó enseguida a Bayona, adonde fue trasladado el guardia civil Fernando Trapero. El primero en llegar al Hospital Côte Basque fue el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, que había cruzado la frontera para presenciar el 'match' de rugby. Por la tarde acudieron al centro sanitario el ministro Pérez Rubalcaba y su homóloga Alliot Marie, así como la presidenta del Partido Popular vasco, María San Gil.