Dos jóvenes solteros y de Madrid

ETA añadió ayer un nuevo crimen a su larga lista de atentados, pero rompió moldes. Atacó en Francia, sin planificación previa, y eligió como blanco a dos jóvenes víctimas. Ni Raúl Centeno ni Fernando Trapero llegaban aún a los 25 años, pero atesoraban ya una brillante trayectoria en la Guardia Civil y apuntaban hacia un prometedor porvenir. Ambos trabajaban, no en vano, para la unidad central especial del Servicio de Información, encargada de la lucha contra la banda terrorista.

La única víctima mortal, Raúl Centeno Pallón, nació el 11 de junio de 1983 en la capital de España. Descubrió pronto su vocación y con sólo 20 años, en octubre de 2003, ingresó en el Instituto Armado. Ya como agente, no tardó en demostrar sus aptitudes y progresó con rapidez. Estaba soltero y formaba parte del dispositivo que luchaba contra ETA en territorio galo cuando recibió el disparo que acabó con su vida. Pese a su condición de madrileño, era un joven muy apreciado también en Vega de Infanzones, localidad natal de su padre. El alcalde leonés, precisamente, anunció ayer que impulsará un homenaje para mostrar sus condolencias a la familia del asesinado.

Fernando Trapero Blázquez tuvo mejor suerte, aunque resultó herido de muerte en el atentado. El único impacto de bala que recibió en la cabeza no acabó con su vida en el acto, pero le provocó un «edema cerebral mayor» que a última hora de ayer le mantenía en coma, con pronóstico reservado, en un hospital de Bayona. Nació el 19 de septiembre de 1984 y se alistó en el Cuerpo, al igual que su compañero Centeno, veinte años después. También madrileño y soltero, aprovechaba algunos de sus días libres para visitar a sus familiares más directos en El Tiemblo. El máximo edil abulense definió ayer al guardia civil como «un joven excelente y muy apegado a sus padres», al tiempo que deseó su recuperación. Un nuevo parte médico reflejará la evolución del paciente a lo largo de esta mañana.