«El aeróbic no es sólo mi trabajo; lo llevo en la sangre»
Mari Angeles está continuamente reciclando sus conocimientos en la materia para transmitir lo que siente a sus alumnas
Actualizado: Guardar-¿Desde cuándo lleva ligada al mundo del aeróbic?
-A los quince años hacía ballet clásico y me gustaba este mundillo. Dejé el ballet y me metí a dar clases. Primero me saqué el diploma de monitora y a partir de ahí fui ampliando conocimientos hasta llegar al nivel 3 que tengo actualmente.
-¿Qué es lo que representa en su vida?
-El aeróbic no es sólo mi trabajo; lo llevo en la sangre. Lo que yo siento intento transmitírselo a mis alumnas porque creo que también hay que tener capacidad psicológica.
-Después de tantos años en la profesión, ¿no puede resultar monótona?
-Para ser monitora de aeróbic tienes que tener vocación; si no, no duras. Te tienes que reciclar continuamente, coger nuevas técnicas. Yo no hago más cursos porque no puedo.
-¿Cómo suelen comportarse sus alumnas durante las clases?
-Las alumnas son exigentes. Si les gusta lo que les preparo, lo percibo rápido. Hay alumnas muy agradecidas. Tienes que estar siempre innovando para motivarlas.
-¿Ha cumplido todas las metas que se ha ido marcando en el aeróbic?
-Gracias a Dios sí. Mis primeras metas eran salir en aerobithones, ganarlos; luego abrí una sala de aeróbic propia y ahora doy clases en centros públicos.
-¿Existen muchas diferencias entre tener un negocio propio y dar únicamente las clases?
-Para mí la dedicación que pongo es la misma, pero sí es cierto que una sala propia requiere una responsabilidad mayor. Dando clases sólo estás más tranquila.
-¿Cómo ha evolucionado el aeróbic desde sus inicios?
-Ha evolucionado en cuanto a técnica. Antes era más agresivo. Gracias a las nuevas tendencias, más de baile y expresión corporal, se consigue motivar e ilusionar a la gente. Cada día se baila más en el aeróbic. Se llevan las fusiones. Hacemos batuka, funky, danza del vientre.