Cuatro de cada diez empresarios culturales no son licenciados universitarios
Cuatro de cada diez empresarios que encabezan una firma dedicada a la actividad cultural no han cursado una licenciatura universitaria. La cifra se desprende de un estudio realizado por la Universidad de Cádiz (UCA) y que ha dirigido durante tres años el catedrático de Organización de Empresas, José Ruiz Navarro. La encuesta, en la que han participado 396 entidades y más de 40 expertos, revela por el contrario que un 58% de estos empresarios sí han estudiado carrera universitaria. Según Ruiz Navarro, esta especialización es algo positivo si se tiene en cuenta que al frente de empresas de otros sectores, sólo el 30% de sus gestores han pasado por la universidad.
Actualizado:Pero a pesar de esta cualificación, el estudio de la UCA revela que sí hay carencias en la formación empresarial. «Tienen un buen nivel humanístico pero fallan en sus capacidades empresariales».
Otra de las conclusiones del estudio que ayer se presentó en las Jornadas de creación de empresas en el ámbito cultural que desde el jueves se han celebrado en Cádiz, advierte de la dependencia que estas entidades tienen de los presupuestos públicos. En este sentido, el catedrático destacó que las administraciones dedican ahora más dinero a la cultura. «Del año 2002 a 2006 ha habido un mayor gasto en el sector lo que ha multiplicado el número de actividades».
Principales barreras
En cuanto a las principales barreras que encuentra el empresario cultural, Ruiz Navarro incidió en dos: la primera, la mencionada carencia de formación empresarial, y, la segunda: la tendencia de las administraciones y entidades de centrar las actividades culturales en las grandes urbes, en detrimento de los espacios más locales o regionales.
Además, el catedrático de la UCA también incidió en otro «importante» dato desprendido del estudio: la cultura como motor de otras industrias, «un camino hacia la innovación», dijo Ruiz Navarro. «La modernidad tiene que ver con la técnica pero también con el arte. Un ejemplo sería Leonardo Da Vinci. Él imaginó que el hombre era capaz de volar gracias a sus capacidad de crear».
En este camino hacia la innovación y la productividad, el catedrático expresó la necesidad que algunas empresas e instituciones tienen de replantearse los modelos de creación de industrias de acuerdo a las aplicaciones que añade la cultura.