NO VENDE. El pescador escocés Michael Forbes se niega a desprenderse de su granja. / AFP
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Trump no logra el par

El voto de un concejal y la oposición de un pescador impiden al millonario construir un fastuoso complejo de Golf en Escocia

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El multimillonario americano Donald Trump visitó este año por primera vez el lugar en el que nació su madre. Pisó su raíz escocesa en la isla de Lewis, en las Hébridas, tras presentar al consejo de Aberdeenshire un plan para construir la octava maravilla del golf.

Quiere levantarla al norte de Aberdeen, en los terrenos que ha comprado en la hacienda Menie, cuyo último barón diseña ingenios para las películas de James Bond. «Será -dice el folleto-, uno de los mejores campos de golf en Europa», donde se podrá jugar el famoso torneo Abierto Británico. E incluye otro campo anexo, 1.500 viviendas -una tercera parte para superricos-, 36 villas y un hotel de 450 habitaciones. La inversión prevista del proyecto es de 1.500 millones de euros.

Trump visitó la isla de su madre y se dejó fotografiar junto a las maquetas del fastuoso complejo golfista, que atraerá gente y dinero de todo el mundo, pero Michael Forbes decía que no. Se gana la vida pescando salmones y tiene una granja destartalada en tierra incluida en proyecto que se niega a vender.

El delegado de Trump en Escocia, George Soriel, ha esquivado sobriamente la terquedad de Forbes. Ha explicado que construirán el prodigioso complejo en torno a la granja del pescador terco y hasta ha retirado la oferta de comprarle su tierra.

Pero, en la noche del jueves, el comité de infraestructuras del consejo regional denegó el permiso de construcción por el voto de calidad de su presidente, tras un empate a siete entre sus miembros. «Es un chantaje moral», declaró el concejal presidente, Martin For, al justificar este rechazo. «Se nos pide que vendamos nuestra alma». La mayoría del comité dice que tantas viviendas de ocupación esporádica crearían una presión insostenible sobre los servicios municipales y que una parte del complejo destruiría un hábitat único para la fauna y la flora locales. La gente de Trump se niega a negociar cambios y amenaza con llevarse el proyecto lejos de Escocia.