Ingeniería al servicio del levante
El respeto al medio ambiente rige el complejo proceso para la construcción de un parque eólico
Actualizado:Lo primero que sorprende cuando se observa de cerca un moderno molino de viento, que los técnicos llaman aerogenerador, es, no tanto su mareante altura, como su color blanco reluciente, que casi disimula una pequeña puerta de acceso a las tripas del gigante. Aquí hasta el último detalle precisa de la última tecnología disponible, incluida la pintura, que desde luego no puede encontrarse en cualquier ferretería. Los 25 molinos instalados en los alrededores de Medina por Iberdrola cuentan con 78 metros de alto y cuatro aspas de 7.000 kilos insertadas en un habitáculo o góndola de 70 toneladas. Cifras mareantes de unas instalaciones que conviven con toros bravos de Domecq y Cebada Gago y en el que el respeto al medio ambiente domina toda la obra desde su inicio hasta más allá del final, explicó a LA VOZ el jefe de obra de Iberdrola Ingeniería y Construcción, Miguel Ángel Ramírez.
Ramírez ha llevado a cabo lo que, al menos a la vista de los profanos, parece toda una proeza: levantar estos 25 molinos y otros 59 en el tér0mino municipal de Jerez en menos de cinco meses. Hace sólo dos días se instaló el último rotor -el aspa- del postrer molino y la tarea que afrontan ahora es concluir la subestación eléctrica cercana a los molinos, desde donde se transportará la energía a la Zona Eléctrica de Evacuación (ZEDE) de Arcos. Para ello ultiman el soterramiento a gran profundidad -no pueden ser accesibles a cualquiera que pase cerca- de los cables que transportarán la energía producida por el viento hasta la subestación. De allí se transporta por cables ubicados en torres eléctricas, en montaje en estos momentos hasta la ZEDE. Y de allí a la Red Eléctrica Española, que distribuirá los 166,5 megavatios que generarán los molinos.
Pero antes de que culmine ese proceso existe una tarea de años en la presentación de los proyectos, declaraciones de impacto y estudios de ingeniería para conocer las mejores ubicaciones para los parques, en función de la potencia de generación que la Junta concede a las empresas. Y cuando por fin llega el momento de empezar la obra, su responsable aterriza en los terrenos y debe hacer compatible unos trabajos complejos con la actividad que se ubica en el paraje elegido. Un ejemplo: el movimiento de materiales no pudo empezar hasta la conclusión del periodo en el que anidan las aves.
«Lo primero fue trabajar con el mayoral para afectar los menos posible al ganado que tienen aquí. Se estudia hasta el tipo de vallas y de alambre que menos perjudica a los toros bravos, y los senderos para la maquinariao el horario de trabajo se adapta a los movimientos de los animales», explica con una sonrisa Miguel Ángel.
Es sólo una de las muchas anécdotas que tiene una profesión en la que se cuida hasta el más mínimo detalle que afecte al medio ambiente. «La tierra que movemos se preserva para la restauración ambiental. Si hay árboles se transplantan. El trabajo de recuperación continúa mucho después de que los molinos estén girando».
Mientras se levantan estos aerogeneradores, una tarea en la que han participado hasta 530 trabajadores, con puntas de 150 empleados algunos días, se precisa la colaboración de transportes y grúas especiales capaces de transportar unas aspas de 43 metros y medio. Una vez en funcionamiento la góndola que las acoge podrá girar 360º para buscar la mejor orientación del viento. Las palas, construidas con una aerodinámica que les permite funcionar con brisas de sólo 2 metros por segundo también pueden girar. Un anemómetro magnético medirá la velocidad, densidad y dirección del viento que señalará el mejor perfil para el molino.
Y todo con el mismo levante con el que los fenicios inflaron sus velas para llegar a tierras gaditanas. Ellos nunca imaginaron que varios siglos después ese mismo viento movería unas aspas que llevarán energía limpia a miles de hogares.