Benedicto XVI hace una «autocrítica del cristianismo moderno» en su segunda encíclica

"La humanidad no se salvará ni por el progreso, ni por la ciencia, ni por las revoluciones políticas, sino por la esperanza colectiva que le da el cristianismo", sostiene el Papa Benedicto XVI en su segundo encíclica hecha pública hoy. Bajo el título de 'Spe Salvi' ('Salvados por la Esperanza'), el documento papal es una "autocrítica del cristianismo moderno", que ha tenido tendencia a replegarse "en la salud personal del alma" como reacción a la fe en el progreso de los dos últimos siglos.

Las 80 páginas del nuevo texto doctrinal del Papa teólogo llegan casi dos años después de la aparición, en enero de 2006, de su primera encíclica, la Deus caritas est, dedicada al amor y la caridad.

Ahora, Benedicto XVI consagra su 'Spe Salvi' a otra de las tres virtudes teologales: la esperanza. Esas virtudes (fe, esperanza y caridad) están consideradas por el cristianismo como dones de Dios. El Papa constata de nuevo el fracaso de "la esperanza en la instauración de un mundo perfecto" del marxismo y subraya "la ambigüedad del progreso", que puede aportar "nuevas posibilidades para el bien" pero también "abismales posibilidades para el mal".

Benedicto XVI sostiene que, debido a la "fragilidad del hombre", "el reino del bien consolidado nunca existirá en este mundo", mientras que la creencia cristiana de "la vida eterna" es una promesa para toda la humanidad. "Existe la justicia; la justicia del juicio final", asegura en su encíclica el Pontífice, dando actualidad a las nociones de paraíso, infierno y purgatorio caídas en desuso entre los católicos actuales.

Asimismo, Benedicto XVI se declara "convencido de que el tema de la justicia constituye el argumento esencial, en todo caso el más fuerte, en favor de la fe en la vida eterna".