Socialismo y silicona
El discurso de Chávez choca con la realidad de una Venezuela entregada al consumismo
Actualizado:«¿Socialismo? ¿Si Venezuela es hoy un país más consumista que nunca, en el peor sentido de la palabra!», se sorprende Yon Goicoechea, uno de los líderes del movimiento universitario de oposición, colectivo que ha presentado batalla a la reforma del presidente Hugo Chávez en la calle desde el primer momento. Ha sido y es algo así como la fuerza motriz de la protesta.
«El discurso oficial va por una lado, pero la realidad social y económica marcha en sentido opuesto», afirma, por su parte, Ismael Pérez Vigil, presidente de Conindustria. Y es que es difícil establecer una sociedad socialista en el país con mayor consumo per cápita de whisky escocés añejo del mundo y donde ni la madre del populista presidente se ha librado de pasar por el quirófano para someterse a varios arreglos de chapa y pintura.
El comandante revolucionario aspira a la creación de un hombre nuevo, pero al mismo tiempo se ve en la obligación de amonestar a la ciudadanía por el abuso en las operaciones de cirugía plástica -no en vano los barrios altos de Caracas son el paraíso de las Barbies- o a frenar la importación de todoterreno de lujo -«¿Ni un dólar para importar 'Hummer'! (un vehículo con gran atracción y fabricado además en Estados Unidos). ¿¿Qué es eso!? ¿No, señor!»-.
El líder bolivariano tampoco puede ni quiere frenar los atracos institucionalizados por la Administración -con su propia familia al frente de las sospechas-, que convierten a Venezuela en uno de los países más corruptos del mundo.
«Si Chávez gana el referéndum, no pasará nada -vaticina Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello-. Esto no es Cuba. Pero dispondrá de mecanismos para, si quiere, expropiar nuestra universidad».
«Aunque Chávez ha intentado destruirnos (desde 1998 han cerrado más del 35% de las empresas), lo cierto es que su Gobierno depende cada vez más del capital privado -apunta Pérez Vigil-. A pesar de los ingresos petroleros (casi 39.000 millones de euros en 2007), el PIB privado este año supondrá un 62%, que en los ingresos fiscales del Estado representa el 44%».
Para este empresario, «el sistema económico propuesto por el presidente en su reforma constitucional es inviable: depende de los ingresos petroleros, pero ha caído la producción y sólo se sostiene en los altos precios. La inversión extranjera es sólo de 240 millones de euros, frente a los más de 500 millones en Costa Rica.
La inflación anual es del 17% (de 112%, la acumulada). Desde que se impuso el control cambiario, el bolívar se ha devaluado una tercera parte. Un 61% de los ingresos provenientes del petróleo se van en importaciones, y el resto se destina a cubrir subsidios internos y en el extranjero».
Aunque la nueva Constitución define a Venezuela como una nación antiimperialista, Estados Unidos es el principal cliente y el primer proveedor del país caribeño. Todos los intentos de Chávez por poner en marcha la propiedad colectiva (cooperativas, fábricas autogestionadas) han sido un fracaso. «La crisis de abastecimiento empeorará en 2008. La economía está condenada al colapso», sentencia con rotundidad Pérez Vigil.