Lo que diga el Gobierno
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, anuncia cambios en la formación del jurado
Actualizado:Las críticas hacia la composición del jurado del Premio Cervantes habían arreciado en los últimos años debido a que, de once miembros, ocho pertenecían a la estructura del ministerio de Cultura y tres a las academias de la Lengua. El propio titular de la cartera, César Antonio Molina, reconoció ayer el carácter gubernamental del galardón y anunció cambios para la siguiente edición.
En 2008, se sentarán en el tribunal el director de la Real Academia y dos directores de las secciones hispanoamericanas, el presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, dos directores de suplementos culturales, uno publicado en España y otro en América. Se trata, en suma, de que los delegados del Gobierno de turno no tengan mayoría y desaparezcan así las sospechas de que los ganadores lo son por sus afinidades políticas.
Uno de los sospechosos y miembro del jurado de esta edición, Antonio Gamoneda, reconoció ayer que «la manera de componer el jurado ha tenido una cierta inclinación política». El poeta leonés, ganador del premio el año pasado, es amigo personal del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, del padre de éste y del ministro Molina. También es un excelente poeta, muy reconocido en medio mundo, pero su victoria quedó ensombrecida por la pregunta de si él lo hubiera ganado bajo otro gobierno.
Lo cierto es que el tufillo de la contaminación gubernamentalmente surgió hace sólo unos años. Desde que se instauró en 1976, la lista del Cervantes está llena de indiscutibles, baste citar a Jorge Guillén, a Octavio Paz, a Jorge Luis Borges, a Gerardo Diego y a Miguel Delibes. Bajo el Gobierno socialista ganó Cela, de derechas y revoltoso conspirador, y bajo el mandato de Aznar se premió a José Hierro, de izquierdas de toda la vida, también bajo el franquismo. Pero a partir de 1996, vence José García Nieto, amigo de un Cela que formaba parte del jurado, las sospechas empezaron a espesarse.
El caso más sonado en este sentido fue el de José Jiménez Lozano, amigo personal de Aznar, al que luego se sumó el de Gamoneda. Todos estos autores merecen grandes premios, pero tanta cercanía con el poder, quema.
César Antonio Molina pretende introducir la limpieza por medio de personas ajenas al ministerio. Pero aquí surge el. otro problema, el de que los poetas de nivel escasean tanto como los lectores de poesía, así que lo normal es que se conozcan y se apoyen cuando se llevan bien, que tampoco suele ser muy frecuente. Antonio Gamoneda, premio Cervantes del año pasado, y Juan Gelman, galardonado en éste, se tratan desde hace unos treinta años y comparten una misma visión de la poesía como lenguaje depurado, como forma que exprime toda la significación de cada palabra. Sí, pero, ¿hay algo más?
Lo hay. Gamoneda ha sido jurado en este edición y su favorito desde el principio era Gelman, tanto que fue el único miembro que lo presentó como candidato. Por su parte, Gelman fue jurado el año pasado año y peleó para que el Cervantes lo ganara su amigo.
«Es un autor que me tira mucho», decía de Gamoneda del argentino, en una entrevista fechada en 2001 en la Revista Poética Almacén, en la que también afirmaba que «el mercado es terrible». Al contrario que los premios, que son fantásticos.
En 2006, el leonés ganó el Premio de Poesía Reina Sofía, dotado con más de 42.000, un galardón en que Gelman, que lo había ganado, figuraba como miembro del jurado.