El Real Madrid fue un coladero en Bremen y cae derrotado
Lentos y sin ideas, los de Schuster pudieron salir goleados de Alemania Pese a la derrota, a los blancos les vale empatar en el Bernabéu con el Lazio
Actualizado: GuardarComo es tradicional, el Madrid vivió una noche amarga en Alemania, donde sólo ha ganado en una de sus 22 visitas y esta vez sucumbió ante un Werder Bremen repleto de bajas que le pasó por encima con un fútbol simple pero rápido y efectivo. Lento, sin ideas, cansado y desastroso en la zaga, el equipo blanco hizo todos los deméritos del mundo para perder e incluso pudo salir goleado. Lejos de haberse garantizado la clasificación y el liderato a falta de una jornada, ahora se obliga a no fallar ante el Lazio en Chamartín.
El Madrid no es fiable. Suele ganar porque posee calidad arriba y Robinho está inspirado, pero su juego no obedece a un plan, no gobierna los partidos, carece de continuidad y muestra alarmantes síntomas de debilidad en la retaguardia. No defiende bien desde arriba y Gago y Diarra no dan la consistencia deseada en el centro del campo y la zaga es de andar por casa.
Marcelo promete pero es un lateral blando, joven, sin hacer, impropio de un equipo que pretende ser campeón. El despistado Pepe no vale ni por asomo los 30 millones que al parecer costó, Metzelder es lento y por culpa de las lesiones no está en forma, y a Sergio Ramos le sobran tantas condiciones que está más empeñado en atacar que en defender, la primera obligación de un lateral. Su voluntad es encomiable, su actitud irreprochable, pero hay que recordarle de qué juega.
Casi eliminado y repleto de bajas, entre ellas la del brasileño Diego, su gran estrella, el Werder aceptó encantado un partido de ida y vuelta, un cara y cruz. Y se encontró con un gol extraño casi sin salir del vestuario. Un centro, un golpeo con el hombro de Sanogo y un remate en semifallo del sueco Rosenborg. Pero Robinho era una amenaza constante. En su primera internada, provocó la lesión muscular de Fritz. Más tarde, se entretuvo en exceso y permitió la reacción de Naldo. A la tercera fue la vencida. Arrancó y, como no le entraron, nada más pisar el vértice izquierdo del área la clavó con un disparo de rosca. Era el tercer gol de Robinho en esta Champions, a los que hay que sumar los cinco firmados en la Liga. Los madrileños parecían adueñarse del partido. Pero era más una impresión que una realidad. Con dos pases y velocidad, los teutones se presentaban en el área. No necesitaban más.
La defensa, de chiste
El segundo gol del Bremen volvió a desnudar a la zaga de Schuster. Gago y Marcelo se vieron impotentes para frenar la internada de Rosenberg y a Pepe sólo le faltó aplaudir el remate del africano Sanogo. Peor aún fue lo que sucedió en el tercero, al cuarto de hora de la segunda mitad. Metzelder tira a destiempo la línea, Marcelo se queda en zona de nadie y Hunt se mete hasta la cocina como Pedro por su casa. Justo antes, Van Nistelrooy había errado una ocasión clamorosa, a pase de Robinho. Pero también Iker salvó un cabezazo a bocajarro y Sergio Ramos la desvió después casi bajo palos.
El Madrid deambulaba y los alemanes entraban como aviones. Pudieron golear pero fallaron grandes ocasiones, Iker hizo alguna intervención milagrosa y eso dio vida al campeón español, sobre todo cuando Van Nistelrooy acortó distancias con un toque sutil. Pero salió Robben por Robinho, el cronómetro se aceleró y el Madrid desapareció. Ahora, tendrá que esforzarse ante el Lazio.