«Los músicos nos hemos vuelto tontos de los ordenadores»
Jean Michel Jarre ha regrabado su primer disco, ‘Oxygène’, con los instrumentos originales, pero en un estudio moderno
Madrid Actualizado: GuardarJean Michel Jarre es conocido, sobre todo, por sus grandiosos conciertos ante cientos de miles de espectadores en directo y millones a través de la televisión e internet. Pero estos alardes faraónicos han sido posibles gracias a la aparición de su primer disco, Oxygène. Publicado en 1977, representó la irrupción de la música electrónica dentro del ámbito pop.
El miércoles estuvo en Madrid, para explicar los motivos que le han llevado, en el treinta aniversario de su edición, a volver a visitar aquel debut: «Este disco se grabó en mi casa, con un magnetofón de ocho pistas. Siempre quise regrabarlo en las condiciones óptimas que ofrece hoy la alta tecnología, para que la gente pueda apreciar la calidez que aportan estos instrumentos antiguos».
–¿Era previsible, en 1977, la revolución que supondría la música electrónica?
–Sí, totalmente. Entonces me obsesionaba la idea de crear un puente entre lo que en aquellos momentos era una música experimental y el gran público. Estaba seguro y convencido de que la electrónica no era una moda, como lo puede ser el rock and roll o el rap, sino una forma de crear.
–¿Qué sintió al poner los dedos en los viejos sintetizadores?
–Que me encontraba de nuevo en casa. Al tocarlos de forma manual, volví a sentir algo más real que utilizando el ratón de los ordenadores para reproducir sonidos. Nos hemos vueltos tontos del ratón.
La era de la masificación
–¿Se echa de menos la filosofía de hacer discos para perdurar, no para vender?
–Yo hice un disco, Music for supermarkets, del que se editó un solo un ejemplar, y se vendió en subasta, para protestar por la salida del CD. Porque eso representaba la masificación de la música, que llegara a los supermercados, a cualquier tipo de gran superficie, y se muriera ese intermediario que había entre el músico y el comprador, como ocurre en la literatura con el librero. La actitud de las discográficas tiene que cambiar, y los artistas tienen también que dejar de quejarse. Radiohead es hoy un mal ejemplo, por pensar que sólo con internet están salvados. Internet es la causa de los problemas, y también la solución. Hay que volver a estar todos juntos para que todo esto siga yendo hacia delante.
Puesta en escena
–¿Cómo será la puesta en escena de Oxygéne?
–Quiero que la gente, a través de esta pequeña gira que empieza el 12 de diciembre, en París, vuelva a descubrir esos intrumentos. Tienen que ser conciertos retro futuristas. Todo se hará en directo, no va a haber ni memorias, ni Pro Tools ni ordenadores. Y quiero venir a España, actuar a lo grande en Madrid, sobre todo porque no pude hacerlo en el hipódromo, por culpa de la lluvia, ni en el Paseo de la Castellana, por culpa del tráfico.
–¿Y cómo se siente uno observado por millones de personas mientras trabaja?
–Cada directo es una historia de amor entre la persona que está en el escenario y el público, y el público, al final, es como si fuera una sola persona. Es decir, hay que pensar en dirigirse a cada una de ellas en particular. Tiene que haber una simbiosis. Puede funcionar o no, y aunque haya mucha gente, se tiene que transformar en algo muy cálido. Cada concierto en concreto ocurre una sola vez, y eso te hace muy humilde, saber que no habrá una segunda oportunidad.