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Un presupuesto cerrado

Juanjo y Marita planifican con tiempo las inversiones que van a hacer durante las fiestas y procuran no tirar de la tarjeta

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Juanjo y Marita lo tienen muy claro. Los precios no paran de subir y ante este problema y la pronta llegada de las Navidades han hecho un estricto presupuesto. Esta joven pareja con dos hijos, Víctor y Álvaro, ha dedicado unas horas a estudiar la economía familiar para determinar cómo afrontar estas fechas en las que no consumir es prácticamente imposible.

Pero a muy buen seguro que realizando un arduo estudio de la economía doméstica la cuesta de enero será mucho más leve y, lo que es más importante, no se alargará, como ocurre en muchas ocasiones, hasta febrero o incluso marzo

Precisamente para evitar esta fatiga económica, Juanjo y Marita no son partidarios de la utilización de las tarjetas de crédito. Ellos intentan hacer frente a los gastos navideños con el presupuesto familiar con el que cuentan para, de este modo, evitar posibles sobresaltos.

Pero para conseguirlo tienen que hacer «muchas cuentas». Y es que en pocas semanas tendrán que hacer frente a una importante inversión, que sin duda, les traerá mucha felicidad. La joven pareja y sus dos hijos se van de viaje al norte de España, como hacen todos los años, para ver a la familia, y aunque los billetes están por las nubes, se puede apreciar en el brillo de sus ojos que están deseando que llegue el momento de coger el avión rumbo a su ciudad natal.

Éste es el mayor gasto al que tienen que hacer frente, pero es algo imposible de desechar, ya que «estamos deseando ver a la gran familia que nos espera».

Pero, antes de partir, la pareja se despedirá de sus compañeros de trabajo con la típica cena de empresa que, como bien explica Marita, «puede suponer, al menos, unos 40 euros». Pero aquí no acaba la lista de la compra de la familia. Durante el mes diciembre hasta la factura de teléfono pega un vuelco de 180 grados, y, como apunta la madre de familia, «hacemos muchas llamadas para felicitar a todo el mundo».

Y como no podía ser de otro forma, también hay que hacer frente a las fechas claves en las que todos se visten de etiqueta para comer en familia. En este caso, comparte los gastos con el resto de familiares que participan en la cena de Navidad y Fin de Año, pero nadie se escapa de comprarse alguna prenda nueva. Y todo ello, «afrontando la subida de los precios y la congelación de los sueldos».