Cartas

Eventos y memoriales

Llevo unos días en gaditano estado de alipori -de vergüenza ajena, claro- desde que tuve conocimiento de que mis representantes, democráticos y jerárquicos, de la Junta de Andalucía y de la Diócesis, habían llegado a un acuerdo sobre el uso y alquiler del Oratorio y edificio anexo. Nada que objetar sobre la cuantía y tiempo de vigencia del «contrato de alquiler». Allá ellos. Lo que verdaderamente me causa alipori, sonrojo, son los términos, las expresiones gramaticales. Que se entienda por evento un, unos actos extraordinarios a celebrar en 2012 y no, según el DRAE, «hecho imprevisto o que puede acaecer» ... o -Antonio Machado y su Juan de Mairena- simples sucesos «consuetudinarios que acontecen en la rúa», pone en evidencia la atrevida ignorancia de los iletrados negociadores, clérigos y laicos. (Más aficionados, al parecer, a visionar culebrones mexicanos que a «posar sus ojos» sobre libros y diccionarios...)

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Y más grave, si cabe, lo de «memorial de las libertades». Mucho me temo -memory, liberty- que se trate de un anglicismo. O incluso, como diría aquella egabrense ministra de incultura (la del dixit latino y el ratonil dixie de los dibujos animados)... ¿de un anglicanismo! Porque, según la Real Academia Española, memorial es sólo «libro o cuaderno en que se anota una cosa para un fin» o «papel o escrito en que se pide una merced o gracia»... Tampoco se pueden pedir «peras al olmo». Que sepan algo de Teología y Liturgia, o de latín, «nemo dat quod non habet»... Que el verdadero Memorial de la Libertad es revivir el Misterio de la Muerte y Resurrección de Jesucristo. El que, por cierto, se ha venido celebrando, en el Oratorio, durante tres siglos. Antes, durante y después de las sesiones de las Cortes.

Luis J. Suárez Álvarez. Cádiz