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Irán desafía a la cumbre con el anuncio de un misil capaz de alcanzar Israel

Irán se hizo presente ayer, día clave de la Conferencia de Anápolis, como corresponde a una potencia armamentista que empieza a sentirse acorralada, y no sólo por sus declarados enemigos de Occidente, sino también por el aislamiento de los que creía sus hermanos musulmanes del mundo árabe.

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El régimen de Mahmud Ahmadineyad anunció a través de su ministro de Defensa, Mustafá Mohamed Najjar, que la industria iraní ha desarrollado un nuevo misil balístico bautizado Ashura con un alcance de 2.000 kilómetros, capaz de llegar a Israel y a las bases norteamericanas desplegadas por la región. «También a capitales europeas, como Moscú -advertía en la radio hebrea el ex viceministro de Exteriores, Ephraim Sneh-. Es la llamada de alerta para que el mundo despierte».

La fabricación del nuevo cohete, que iguala el potencial del Shahab-3 mejorado que Teherán presentó en 2005, fue difundida después de los esfuerzos de Ahmadineyad por evitar mediante contactos telefónicos la presencia de Arabia Saudí, y especialmente de su gran aliado, Siria, en la cumbre promovida por George W. Bush.

Con dieciséis países árabes reunidos en torno a la convocatoria de Washington, Ahmadineyad también eligió ayer para anunciar la disposición de Teherán a participar en la cumbre de jefes de Estado de países musulmanes prevista el próximo año en Senegal, en un gesto, quizás, por recuperar una dialéctica de fraternidad con quienes le han dado la espalda.

Alianza contra EE UU

La referencia al nuevo misil coincidió con la jornada en Irán de las Fuerzas de Movilización, integradas por 12,5 millones de hombres y mujeres, durante la que el líder supremo, Alí Jamenéi, invocó la complicidad del régimen con los palestinos, reducida hoy a Hamás. «El despertar del pueblo palestino, vinculado al del islam, y del iraní impedirá la materialización de las nefastas metas que alberga EE UU con esta conferencia», clamó.

En Gaza, decenas de miles de partidarios de Hamás salieron a la calle por segundo día para gritar «¿muerte a América, muerte a Israel!» en protesta por la cumbre de «colaboradores». Las manifestaciones se reprodujeron en Hebrón, Naplusa, Tulkarem o Ramala, donde la Policía disolvió violentamente una concentración.