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detenido el agresor

Una mujer se tira de un primer piso en Oviedo para huir de su pareja

La víctima, de 35 años, permanece estable en el Hospital Central y declara que saltó porque su compañero la estaba pegando

S. N. / P. A. | OVIEDO
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Pocas horas después del Día Internacional contra la Violencia de Género, un nuevo caso en Oviedo volvió a justificar su celebración. Una mujer de 35 años, que responde a las iniciales M. L. O., resultó ayer herida al tirarse por la ventana de su vivienda. Intentaba escapar de su compañero sentimental. Saltó porque, según declaró la víctima, su pareja «le estaba pegando».

Varios agentes policiales detuvieron al hombre y lo trasladaron a las dependencias al Cuartel de Buenavista, donde ayer por la tarde continuaba a la espera de pasar a disposición judicial, explicó el Cuerpo Superior de la Policía Nacional.

Los servicios de emergencia recibieron una llamada a las 5.25 de la madrugada de ayer alertando de un suceso frente al número 15 de la calle Gascona. Al llegar se encontraron a una mujer tendida en el suelo. Según informaron fuentes que participaron en el caso, la chica les confesó que saltó del primero con la intención de librarse de los golpes de su pareja.

Tras recibir los primeros auxilios, una UVI móvil trasladó a M. L. O. al Hospital Central de Asturias, donde fue atendida en Urgencias. La víctima, que sufrió diversos golpes en la cara, la pierna derecha y la cadera, pasó ayer por la tarde a una habitación en la residencia Covadonga. Allí permanece estable.

Sin ruidos ni testigos

La colaboración entre la Policía Local y la Nacional permitió detener al supuesto agresor, acusado de un nuevo suceso de violencia de género. Casi una hora después de recibir el aviso, una patrulla desplazó al hombre, cuya identidad no ha transcendido, hasta la sede la Policía Nacional.

El suceso pasó desapercibido entre los vecinos de la calle Gascona. Sólo un joven, que vive en el portal y que prefirió ayer mantenerse en el anonimato, se percató de algo «extraño» cuando salió a pasear a su perro pasada la una de la madrugada. «Al bajar por las escaleras vi la puerta abierta de un primero, creo que era el C. Al volver continuaba sin cerrar y oí un grito», dijo.

Ningún otro vecino escuchó ruidos sospechosos, ni siquiera el sonido de la ambulancia o de la llegada de coches policiales. «A esas horas estábamos todos durmiendo», dijo uno. Tampoco los trabajadores de los establecimientos contiguos consultados escucharon algo extraño ni oyeron a sus clientes hablar del caso.