SOMOS DOSCIENTOS MIL

La carpa de Chapín

Dice un viejo proverbio que no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. Por ello muchas veces la mejor manera de ahorrar la tenemos tan cerca de nosotros, que sólo es necesario mirar lo que hay en casa para descubrir que no hace falta gastar, basta con utilizar adecuadamente lo que ya poseemos.

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Comento esto pues el otro día paseando por la plaza Esteve pude comprobar los trabajos de instalación de la carpa que cobijará los puestos de pescado, mientras duran las obras de reforma del mercado de abastos. Hasta aquí todo bien; nuestros gobernantes tienen que realizar una obra que la plaza está pidiendo a gritos, y en vez de cerrarla o trasladar a sus comerciantes a otro lugar, como ya se hizo en la última reforma donde se les mandó al mercado de Madre de Dios, han optado por levantar una carpa contigua a la plaza, permitiendo que los negocios no se resientan cuando tan cerca está la época navideña en que el pescado y los mariscos ocupan un lugar primordial en las mesas de todo los jerezanos.

Insisto en que hasta aquí todo bien. Existe un problema y se oferta una solución que a priori es la menos mala de todas las posibles. Tal vez el estudio pormenorizado del problema permitiría comprobar que la carpa ocupa una superficie excesiva del inicio de calle Doña Blanca, y que se avecinan fechas de mucha afluencia de personas al centro, lo que puede ocasionar graves aglomeraciones de público en aquella zona. Sin embargo es un problema menor; también hay mucho público en Semana Santa y no por ello se dejan de instalar los palcos para presenciar los desfiles procesionales.

Por ello sigo afirmando que hasta aquí todo está bien. No cabe sino felicitar a los políticos y técnicos que han tenido la genial idea de instalar la carpa colindante a la plaza. Quizás los comerciantes podrían ser trasladados una vez pase la Navidad, aprovechando que las compras disminuyen. Sin embargo ello supondría pararse a pensar en cual es la fecha más idónea. Deberán comprender que pararse a pensar y ser político son conceptos por naturaleza incompatibles. Así que sigamos siendo optimistas: al menos se está instalando la carpa y hay fecha para iniciar los trabajos.

El problema, como en todo, surge cuando uno echa la vista atrás para descubrir que nuestro Ayuntamiento está gastando una importante partida en alquilar una carpa, cuando no hace tanto tiempo que gastamos una verdadera fortuna en comprar otra. Lamento no darles fechas concretas, aunque recuerdo que la carpa costó la nada desdeñable cantidad de cincuenta millones de las antiguas pesetas -algo más de treinta mil euros-, cantidad que invirtió el omnipresente gobierno municipal anterior, anunciando que era la solución definitiva ante cualquier problema de necesidades de carpas que pudiera tener nuestra ciudad.

Aunque algunos quisieran perderla de vista, la carpa aún existe y se encuentra en las instalaciones de Chapín, en un estado que supera al de ruina absoluta. Por si no la recuerdan, era una carpa hermosa, de lona tensada color beig sobre tubos azules, que permaneció varios años en el Parque González Hontoria como sede de la Caseta de la Juventud. Dado que nadie se preocupó de su vigilancia, comenzó a sufrir la acción de los vándalos hasta que un buen día fue trasladada a Chapín donde la misma, como si de un cementerio de carpas se tratara, fue abandonada para que lentamente falleciera ante la falta de los mínimos cuidados. Si me permiten un poco de prosa y se acercan a saludarla, comprobarán que yace como barco moribundo, con sus velas rotas al viento, esperando la oportunidad de servir para lo que fue adquirida, por ejemplo, para acoger los puestos de pescado de la plaza.

Como siempre me surgen preguntas de difícil respuesta: ¿por qué nuestros políticos tienen tan mala memoria?; ¿tan difícil resulta arreglarla e instalarla en Doña Blanca, o es que simplemente han olvidado que existe?...

Y es que debo reiterar lo que dije al principio: hay veces en que la mejor manera de ahorrar la tenemos tan cerca de nosotros, que lamentablemente no acertamos a verla. Lo paradójico de la historia es que la carpa por el lado que no se ve desde la calle, aún luce el logotipo del Ayuntamiento bajo el que sigue estampada aquella frase que rezaba: «para seguir avanzando». Permítanme que finalice la columna, pues las carcajadas me impiden teclear una letra más