«La música clásica es popular, pero no la forma en la que se presenta»
El artista libanés rindió ayer su particular tributo a Pablo Sarasate
Actualizado:Nacido en el Líbano hace 39 años, Ara Malikian es uno de los compositores más prestigiosos de su generación. Con una trayectoria de lo más heterodoxa, este joven compositor ha realizado un apasionante periplo por las llamadas músicas del mundo- sefardí, árabe, flamenco...- , sonidos folklóricos que adquieren una nueva dimensión a través de su violín. Malikian rechaza el carácter elitista de la mal denominada música culta, y culpa a los propios intérpretes de infundir esta errónea percepción en el gran público. Anoche, el Palacio de Congresos vibró con su
un nuevo espectáculo de su reconocida agrupación, Ara Malikian Ensemble.
-Ha tocado en grandes auditorios pero también en el metro de Madrid, ¿qué conclusiones sacó de aquella experiencia?
-Fue un experimento del diario
-que ya se había hecho en EE UU- para demostrar que la gente corriente no sabe apreciar la cultura. La verdad es que yo no estoy de acuerdo, creo que es normal. Cualquiera no puede tocar en la calle, tengo amigos que viven de ello, pero hay que conocer al público del metro para hacerlo. Es imprescindible ver cuáles son sus exigencias y sus gustos. También se tiene la idea equivocada de que si están ahí es porque no saben tocar bien, pero no es así. Es muy difícil sobrevivir en este mundo y los músicos hacen lo que pueden.
-¿Por qué cree que existe la opinión de que la música clásica es elitista y está dirigida a personas con un gran nivel cultural?
-Hay varias razones, pero la culpa de todo la tenemos los intérpretes, que creemos que somos mejores o que hemos estudiado más. Si perdiéramos esa arrogancia, el público pondría más interés. Además, la gente joven tiene miedo a ir a los conciertos de música clásica porque creen que si no lo entienden es por su culpa, pero no es así. Sería del intérprete que no ha sido capaz de conectar con la audiencia. En sí, la música clásica es popular, pero no lo es la forma en la que se presenta. En ese aspecto, no ha evolucionado nada en los últimos 150 años. Los músicos visten igual, con traje y uniforme... Los jóvenes buscan algo en lo que identificarse y ésa no es la mejor forma. Lo importante es crear espectáculo.
-¿Qué les diría para que se acercaran a ver uno de sus conciertos?
-Que no tengan miedo, que no van a ver a un músico vestido como un pescado muerto en el escenario (risas). La música les va a emocionar, porque siempre lo ha hecho.
-Ha explorado la música árabe o judía, ¿hay algún otro sonido al que le interese acercarse?
-Por supuesto, de todas formas está claro que para poder hacer todo lo que uno quiere habría que vivir varias vidas. Me gustaría investigar los sonidos de Sudamérica, la música india o china...
-También ha tocado flamenco.
-Sí, lo practico con una mayor constancia y hago colaboraciones con muchos músicos flamencos. Vivir aquí en España me ha acercado a este universo. Admiro a Paco de Lucía y a Tomatito.
-En este caso llega a Cádiz para rendir homenaje a un compositor español, Pablo Sarasate.
-Sí, Sarasate tiene un amplísimo repertorio de piezas para violín, algunas famosas y otras ya perdidas. Queremos rescatar sus grandes éxitos.
-¿Cuál es el lugar más bonito en el que ha tocado?
-En realidad, una vez que me subo al escenario, olvido de dónde estoy. A veces me siento cerca del público pero por otras cuestiones, no por el sitio. Lo que me emociona es tocar ante un público que no está acostumbrado a la música clásica y ver que le emociona, que le convenzo de alguna manera. En este sentido, me ha enseñado muchísimo actuar ante niños y ver qué es lo que les impresiona y les atrae. Es la audiencia más difícil, además, son muy sinceros.
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