«Estaría en un manicomio si viviera las cosas que canto»
La artista celebra hoy diez años en el escenario con su disco 'Gracias'
Actualizado:La adolescente que con 15 años irrumpió en la escena musical con
es ya una madura veinteañera que vislumbra su profesión con la clarividencia de una veterana. Con siete discos y un millón de copias vendidas a su espalda, María Lucía Sánchez,
, es de esa especie de artistas en extinción que se moja con todo sin importarle el qué dirán. Su carácter «pasional, inestable y un poco bipolar» ha forjado una conciencia libre y crítica que mima con celo su carrera, sin la intervención de su familia (su tío es Paco de Lucía) y lejos del
general que rodea a muchos de su generación.
Con la publicación hoy de
, un recopilatorio que reúne sus 18 temas de siempre más un DVD con un concierto de la gira
Malú pone punto y seguido a su precoz evolución musical, que ahora cumple su décimo aniversario. «No es una petición de la discográfica. Sólo la mejor forma de agradecer a los que me han seguido, sin grandilocuencia ni fuegos artificiales», explica.
incluye las canciones más populares de sus siete discos (
o
entre otras). La mayoría son baladas «intensas y desgarradoras» que definen a la artista madrileña y que plasman el estado vital por el que estaba pasando «en cada momento». «Eso no quiere decir nada, porque si hubiera vivido la mitad de las cosas que canto estaría en un manicomio», reconoce.
La intención es descansar unos meses y en febrero incorporar
a la gira que empezó con
, que desde marzo ya suma 80 conciertos. Para ello «cambiaremos» un poco el espectáculo para que el público «vea otra cosa diferente, aunque sin perder la esencia», garantiza.
Reconocimiento
La página web de Malú recoge en un foro un nutrido debate sobre el reconocimiento profesional de su carrera, que, en opinión de los fieles, es menor del que se merece. No obstante, a la artista no parece importarle. «Vengo de una familia de artistas y es complicado hacerte un camino porque obviamente nunca quise utilizarles. Preferí ir más despacio y comerme mi propia mierda», dice con crudeza.
Sobre el fantasma que estremece a la industria musical, la mediática piratería, Malú es clara: «Quién quiera bajarse un disco lo va a seguir haciendo. Es como prohibir fumar, una decisión de cada uno. ¿La solución? Los artistas hacemos lo que podemos pero somos meros obreros. Quizá se echa en falta una mayor intervención del Gobierno», recrimina.