PROYECTO. El jesuita Enrique Figueredo está de visita en Oviedo con una nueva misión. / EFE
KIKE FIGAREDO OBISPO DE BATTAMBANG Y PREMIO VOCENTO A LOS VALORES HUMANOS

«Hay ONGs que van por libre y eso es sospechoso»

El jesuita gijonés se muestra «agradecido» por el galardón porque «nos da fuerzas para continuar»

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Nunca descansa. Kike Figaredo acaba de regresar a Asturias y viene con un niño camboyano de la mano al que quiere que revisen los oftalmólogos Fernández-Vega porque una mina antipersona le arrebató la vista hace sólo unas semanas. Si consiguiera hacerle recuperar la visión, sería feliz, asegura el jesuita gijonés que acaba de ser galardonado con el Premio Vocento a los Valores Humanos 2007. En su tierra natal aprovechará además para dejar cerrados otros proyectos.

-El premio Vocento se suma a una amplia lista de galardones que reconocen su labor con los más desfavorecidos de Camboya. ¿Cómo ha recibido esta noticia?

-Con una alegría muy grande, pero también con cierto miedo porque es una responsabilidad enorme. Hay mucha gente trabajando en esta labor y el premio se personifica en una que soy to. De ahí que sienta mucho respeto hacia este tipo de reconocimientos. Por oro lado, me produce una inmensa felicidad que se valore una causa como la nuestra que es la de trabajar con las gentes más pobres y sencillas. Y si además el premio viene del mundo de la comunicación pues significa que estamos siendo puente de las noticias que suceden en Camboya y eso me satisface mucho.

-Son 22 años de dedicación a los pobres y de un trabajo muy vinculado a la erradicación de las minas antipersona a muchos kilómetros de su casa. ¿Nunca le han flaqueado las fuerzas?

-Todo lo contrario. En donde yo vivo hay un accidente de mina cada día. La fatalidad continúa. Ahora llego a Gijón con un niño que perdió la vista por una explosión y cada vez que veo algo así me digo: «Hay que seguir, no podemos desfallecer». Mi intención en que le vean en la clínica de los Fernández-Vega para ver qué se puede hacer. Estas historias me hacen seguir y premios como el de Vocento son siempre un estímulo, nos dan fuerzas para continuar.

-Los Reyes entregan el galardón en una gala que aún no cuenta con fecha, pero que se celebrará el próximo año. ¿Qué espera ese día?

-Que sirva para que nuestra labor sea aún más conocida y entendida. Por otro lado, la Reina conoce bien lo que hacemos. Doña Sofía iba a realizar un viaje a Camboya, pero por una serie de circunstancias ese viaje se tuvo que suspender.

-¿En qué proyecto trabaja ahora?

-Tenemos varios frentes abiertos. El Rotary Club de Gijón va a organizar un acto para recaudar fondos para rehabilitar un río y poder llevar el regadío a un pueblo camboyano que sufre de una tremenda sequía causada precisamente por la escasa gestión de los recursos. Si logramos hacer una presa incluso podríamos tener una segunda cosecha y eso en un lugar como Camboya significa dar vida.

-Recientemente, algunas noticias sobre organizaciones no gubernamentales han destapado escándalos como el caso de los niños del Chad y los malos tratos a menores etíopes. ¿Qué cree que debería hacerse para evitar esos abusos?

-Bajo el nombre de ONG hay de todo y algunas han hecho daño al conjunto. Lo que yo quiero dejar claro es que hay gente buenísima y todas han salido dañadas porque unos desalmados, que son la minoría, empleen el dinero que recaudan en hacer negocio. Pienso que es necesario que haya una coordinadora de asociaciones para que todas hablen el mismo lenguaje y de ese modo queden evidenciadas las irregulares.

-¿Se unen las ONGs en pro de causas comunes?

-Sí, por ejemplo ahora estamos implicados en eliminar las bombas de racimo. Todas las grandes ONG están involucradas en el proyecto y nadie tiene protagonismo. Hay ONGs que quieren ir por libre, que no se adhieren y eso siempre levanta sospechas. Debe haber una disciplina de ayuda humanitaria, una manera de hablar común para evitar este tipo de escándalos.