Rebeldes sin causa
Estamos ante una repentina explosión juvenil de carácter violento. Tiene el perfil de una kale borroka aunque no tiene las motivaciones nacionalistas de esta; cuenta con los precedentes recientes de Francia, si bien allí los objetivos han sido las expresiones de la sociedad opulenta y aquí se trata de una guerra dentro de la misma generación. Esta es una lucha civil y por las consecuencias de la inmigración.
Actualizado: GuardarNo tienen parentesco ideológico con los partidos históricos ni tienen interés en reconocerse como derivaciones de ellos al modo que en su día lo fueron lo prochinos o el Frap respecto al PCE o Fuerza Nueva respecto al Movimiento. Representan un corte, en todos los órdenes. También generacionalmente. De la nomenclatura clásica les quedan los calificativos de derecha e izquierda aunque no tanto porque con ello quiera aludirse a programas e ideologías, sino al enfrentamiento entre ellos. Porque esto es lo que verdaderamente les interesa. La acción en función de una concepción bipolar de la existencia. La radicalidad como forma de estar en la vida y como definición, como estilo que se dijo en otro tiempo. Al no necesitar un pensamiento con mayor complejidad ideológica tampoco necesitan leer. De momento no se identifican por la indumentaria aunque los antisistema propenden un estilo más selvático y desgarrado. Tampoco disponen de un nuevo lenguaje iconográfico aunque los nazis recurren a veces a la simbología clásica. No tienen publicaciones, ni maestros, ni líderes. Siguen los mensajes por los móviles y están colgados de la red. Viven para la acción y están en la calle. Carentes de lenguaje tienen que echar mano del gesto violento. Del cuerpo a cuerpo.
Todo el discurso político de los nuevos movimientos gira en torno al hecho de la inmigración. Xenófobos contra multirracistas. Por esta razón algunos analistas querrían ver detrás de ellos la izquierda y la derecha clásicas. Al menos tendrían interés en aprovecharlos. Con el pretexto de algún muerto. Cunde la idea, al menos, del carácter difícilmente espontáneo de unos movimientos carentes de aparatos y organización. Los sociólogos esperan.