Estos días
La vida española puede ser tachada de muchas cosas, pero sería calumnioso acusarla de aburrida. Pasan muchas cosas todos los días y otras no acaban de pasar nunca y las traemos a colación con el interesado truco de la memoria histórica, que sirve a algunos para anclar el rencor y a otros para impedir legítimos derechos a recordar. También suceden cosas nuevas: somos el país de la UE que más cocaína y cannabis consume. Una plusmarca favorecida por la geografía, ya que estamos muy cerca de Marruecos y muy vinculados con Latinoamérica, ya que seguimos siendo un país hispanoamericano. Quizá lo más influyente sea que el precio del petróleo se acerque a los 100 dólares, pero hay algo peor: que el presidente de la OPEP, que algo debe de saber de eso, augure que va a llegar a los 200 sí se ataca a Irán. El crudo se ha convertido en un arma, tan negra como todas.
Actualizado: GuardarLo cierto es que la vida no se está quieta. La reforma penal agravará los castigos para los conductores insensatos que vayan a 200 kilómetros por hora, que son los que debieran estarse quietos en sus garajes, limpiando sus coches. También lo pasarán peor los conductores sin carné, que son entre nosotros nada menos que 30.000. La política vial es catastrófica, pero por qué iba a ser una excepción.
A mí también me han pasado cosas estos días. La más importante que podía ocurrirme. Podría decir que ya están solos mi corazón y el mar, pero ya lo dijo alguien que expresaba mucho mejor que yo sus sentimientos. Además no sería verdad. Yo soy solo, pero no estoy solo. Vuelven rápidos fotogramas. Quizá el tiempo sea plano. Estoy algo aturdido, con esto de mi memoria histórica personal. «La vida sigue», me dicen mis amigos. La verdad es que no estoy muy seguro. Según a lo que llamemos vida.